Harutyunyan sacó al ‘roquero frustrado’ en su despedida de la Sinfónica

El maestro David Harutyunyan dirigió la Sinfónica de Guayaquil en un recital junto a la banda de rock quiteña Anima Inside, la noche de este martes 20 de diciembre. Foto: Jofre Flores / EL COMERCIO

El maestro David Harutyunyan dirigió la Sinfónica de Guayaquil en un recital junto a la banda de rock quiteña Anima Inside, la noche de este martes 20 de diciembre. Foto: Jofre Flores / EL COMERCIO

En su último concierto con la Sinfónica de Guayaquil, David Harutyunyan tocó el bajo eléctrico en una noche de rock sinfónico en el Teatro Sánchez Aguilar. Foto: Jofre Flores / EL COMERCIO

El maestro armenio-ecuatoriano David Harutyunyan tocó un ‘riff’ de bajo eléctrico y más tarde acompañó con el instrumento a la banda de rock Anima Inside en la interpretación de It's my life, durante su concierto de despedida como director de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG).

El concierto de rock sinfónico comenzó con un solo clásico del pianista Juan Carlos Escudero, sobre las 20:55 de este martes 20 de diciembre en el Teatro Sánchez Aguilar, en el sector de la vía a Samborondón.

En su último concierto con la Orquesta, el músico que llevó la batuta del conjunto por los últimos 14 años se hizo esperar. Apareció en el escenario 8 minutos después, tocando el bajo eléctrico y vistiendo informal bluyín y camiseta, bajo la levita oscura del frac, la chaqueta de cola abierta de los recitales más formales.

Tras los aplausos, el director se quedó a dirigir con ropa informal a la sinfónica de 85 músicos, que vestían trajes formales negros.

“Dentro de mí vive un roquero frustrado, es un género muy importante en mi vida, pero era muy difícil, casi imposible, congeniarlo con una carrera de música clásica; pero en el escenario todo es posible”, le dijo el director a EL COMERCIO.

El Preludio en si menor de Johann Sebastian Bach –a renglón seguido–, le imprimió un aire nostálgico a la despedida. “Posiblemente sea la última vez que vayamos a ver a David tocando con la Sinfónica de Guayaquil”, advirtió ya el inicio el director del Teatro, Ramón Barranco.

Harutyunyan deja la orquesta –su contrato finaliza el 31 de diciembre– por diferencias con los conceptos que introduce la nueva Ley de Cultura, que según él abre la puerta para la ingerencia política en el ámbito artístico y en lo que las orquestas deberán tocar.

La Ley de Cultura sitúa al Ministerio como ente rector del Sistema Nacional de Cultura –todas las instituciones que reciben recursos estatales–, y Harutyunyan considera que es una normativa que fomenta el centralismo y que mina la autonomía institucional de la OSG.

La banda quiteña Anima Inside entró después en escena con un repertorio de sus mejores canciones en versiones sinfónicas, que el público acompañó incluso con palmas en pasajes de canciones como Saved Me o Saint.

En Believe apareció la letra en inglés del tema proyectada en la pantalla de fondo del teatro y en We Belong, tocaron solo los miembros de la banda de rock.

Harutyunyan, habitualmente parco, ovacionado por el público en repetidas ocasiones, derrochó entusiasmo en la celebración final de los temas, e invitó a ponerse de pie varias veces a los miembros de la orquesta.

Juan Carlos Escudero, pianista de la sinfónica se vistió también de roquero, e interpretó la Tocata y fuga en re menor, también de Bach –el tema relacionado con Drácula–, pero con un keytar, un sintetizador que tocó como una guitarra eléctrica. Escudero alternó pasajes con los guitarristas.

El maestro David Harutyunyan dirigió la Sinfónica de Guayaquil en un recital junto a la banda de rock quiteña Anima Inside, la noche de este martes 20 de diciembre. Foto: Jofre Flores / EL COMERCIO

“Es un honor gigante la invitación de David, es uno de los maestros más admirados y respetados del Ecuador”, dijo Riccardo de la Cuesta, cantante y guitarra del grupo Anima Inside. “Habíamos tocado dos veces con la Sinfónica Nacional, pero nunca en un show tan grande y especial como este”, dijo.

El repertorio incluyó un popurrí de grandes temas de la historia del rock, entre ellos We are the champions y el propio Its my life, en el que Harutyunyan se caló su bajo eléctrico para tocar con la banda de rock.

Al final, cuando el publico comenzó a corear su nombre, el director de orquesta se dirigió y señaló al público para vocalizar la frase “It's my life”, en un guiño a su salida de la OSG. Y luego mostró la batuta a sus músicos, como buscando a quién legársela...

Una delegación de la dirección Cultural Guayaquil, del Ministerio de Cultura, se había quedado fuera del teatro, minutos antes de iniciar el recital. En el grupo estaba el músico Patricio Jaramillo, actual director del Maac (Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo) designado por la Cartera de Estado como director artístico de la OSG –hasta que se llame a un concurso–.

Unas 150 personas se quedaron sin poder entrar al concierto gratuito, según los cálculos conservadores del Teatro, cuyo director lamentó la tardanza –el recital comenzó con casi media hora de retraso–. Y es que ni siquiera los músicos podían entrar debido a la aglomeración producida en los ingresos, cerrados una vez se completó el aforo de 1 000 espectadores.

Valentina Brevi, subsecretaria de Arte y Creatividad del Ministerio, insistió anoche en que la Ley de Cultura prevé que las orquestas funcionen como unidades operativas desconcentradas.

La cartera de Estado –dijo– tuvo que intervenir con USD 168 000 para regularizar las partidas de 41 de los 85 músicos de la Sinfónica, que prestaban servicios profesionales ocasionales y no eran parte de la planta permanente de la OSG.

También informó que Harutyunyan renunció en 2011 a la partida de director titular (con una remuneración de USD 2 200) para continuar con el contrato de director artístico (y un salario de USD 4 500), lo que señaló como una de las “irregularidades” administrativas.

En su conversatorio con medios de comunicación de este martes en Guayaquil, el presidente de la República, Rafael Correa, reiteró que la Ley de Cultura no interfiere con la autonomía del artista ni lo vuelve instrumento político.

A pesar de que lo exaltó como un gran director de orquesta, Correa dijo que la diatriba del maestro parece la de un politiquero, pues sugirió que en la Ley no encuentra el articulado literal que justifique los temores que el músico denunció.

Harutyunyan cree que no volverá tocar en orquestas sinfónicas nacionales por un largo tiempo, aunque volverá pronto a los escenarios. Dijo que alista un proyecto musical con su esposa, la cantante ecuatoriana Pamela Cortés, cuyos detalles compartirá en enero de 2017.

Aunque se negó a especificar si se trata de un montaje de música clásica, o música popular o si se volverá vestir de roquero como en su última noche con la OSG.

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