Redacción Guayaquil
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Su tiempo de vida es más extenso. De 20 días se amplió a más de 30. Su evolución también es más rápida. Los huevos eclosionan en 10 días. Antes demoraban hasta 21.
La elevada temperatura es un factor favorable para la reproducción del Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue. Esa variación climática ha causado que el virus se expanda con más rapidez en las provincias de la Costa durante la época invernal.
Los controles
El Snem de El Oro cuenta con 60 promotores de la salud asignados para prevenir la enfermedad en toda la provincia. 80 promotores más, traídos de Guayaquil, se sumarán este fin de semana para esas tareas. Otros 12 efectivos del Ejército colaboran con la fumigación.
Tapar los recipientes con agua no basta, dicen los promotores. Aconsejan lavarlos regularmente, sobre todo en los bordes, porque allí pueden permanecer latentes los huevos del mosquito, hasta por un año.
El Oro no registra casos de paludismo falsíparum, la variedad mortal de la enfermedad transmitida por el mosquito Anopheles, desde hace tres años. A diferencia del Aedes aegypti (transmisor del dengue), el Anopheles se reproduce en aguas sucias. La mayor cantidad de mosquitos se relaciona con un ciclo de reproducción más corto.
Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), en los últimos meses se registra un aumento de la temperatura en hasta tres grados sobre la media. También hay anomalías en cuanto a pluviosidad, de más de 300 milímetros de agua por metro cuadrado. A esto se suma la presencia del fenómeno El Niño, con alta carga de humedad.
Todos esos factores se han convertido en una especie de incubadora que acelera la reproducción del Aedes, según detalla Eduardo Gómez, director del
Servicio Nacional de Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores (Snem). “El virus en el mosquito se replica más rápido no solo por la temperatura, también por la humedad, la presión atmosférica y hasta la luminosidad”.
El subsecretario de Salud del Litoral, Marcelo Aguilar, asegura que este fenómeno climático se refleja en el incremento de casos. Hasta fines de febrero se registraron 2 353 del tipo clásico y 57 del tipo hemorrágico. En lo que va de marzo la cifra subió a 2 964 casos.
“Esta es una amenaza no solo para el país sino también para Sudamérica. El año pasado hubo un millón de casos en toda la región y en lo que va de este año ya hay más de dos millones”, dice Aguilar.
En una cama del Hospital de Infectología de Guayaquil, Clelio Castro descansa. Estrella Castro, su hija, cuenta que desde hace 10 días presentó los síntomas de la enfermedad. “Tenía fiebre, dolor del cuerpo y hasta vómito”.
De urgencia, sus familiares lo trasladaron desde el recinto Santa Marianita, en Manabí. Conectado a dos sueros, el hombre de 80 años se recupera lentamente.
Alfredo Defilippi, director del hospital, explica que desde enero han atendido a 137 pacientes con síndromes febriles. Tras las pruebas de laboratorio se comprobó que 54 padecían dengue clásico y dos, hemorrágico.
Defilippi explica que el cambio de clima no solo aceleró la expansión del dengue. Otros males, como la leptospirosis, transmitida por roedores, ya suman dos casos en Infectología. Y los casos de paludismo vivax ya son tres.
Lenín Vélez, subdirector técnico del Snem, recalca que el control del dengue debe comenzar en casa. “El Aedes solo se reproduce en aguas limpias, en cisternas, techos, floreros, baldes, llantas. Toda el agua que hay en la casa favorece su reproducción”.
De ahí que Vélez enfatiza que las inundaciones no influyen en la proliferación del virus del dengue. Por el contrario, el agua estancada facilita la reproducción del mosquito Anopheles, transmisor del paludismo. También del mosquito Culex, que es inocuo.
La reproducción del Aedes empieza con la fecundación. Las hembras almacenan el esperma de los machos y durante su período de vida pueden poner hasta 400 huevos. “De ese total, 50% son machos y 50% hembras que pueden continuar el ciclo de reproducción. Esas 200 hembras pueden poner hasta 80 000 huevos y así suman más y más”, explica Vélez. Para su evolución, las hembras se alimentan de sangre. Es ahí cuando transmiten el virus entre los seres humanos, que puede evolucionar entre siete y 10 días luego de la picadura. Algo particular de este invierno es que más del 50% de los casos de dengue se reporta en niños de entre 5 y 14 años. Incluso, en esta semana, una niña de 6 años falleció por esta causa en Santo Domingo.
Gustavo Bretas, asesor en Vigilancia Sanitaria de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indica que durante cinco años la curva de transmisión se mantuvo a la baja. Este año, con el repunte de casos, también aumentó el número de niños vulnerables a la enfermedad.