Ocho universidades particulares que reciben recursos del Estado para entregar becas a estudiantes de escasos recursos tienen menos presupuesto.
Las instituciones informaron este 23 de agosto del 2021 que tendrán un recorte de más de USD 12 millones. En el 2011 recibieron el 10% de una fuente alimentada por una parte del IVA. En el 2020 fue el 3% y hoy, el 0%.
Las ocho universidades aseguran que no podrán ofrecer todas las becas que necesitan sus estudiantes. Sin embargo, señalaron que reorientarán los recursos y las inversiones para cumplir con los alumnos que ya reciben becas.
En la U. Técnica Particular de Loja (UTPL), por ejemplo, tenían un plan de desarrollo de infraestructura que deberán reconsiderar, señala su rector Santiago Acosta.
La inversión en tecnología, dice, no la pueden reducir, ya que más del 90% de sus 42 000 alumnos cursan una modalidad a distancia, que requiere desarrollo en esta área.
Asimismo, la U. Católica de Cuenca prevé asumir el costo de la reducción con lo que estaba destinado para investigación, vinculación y modernización, señala el rector Enrique Pozo. Esa universidad tiene 16 000 alumnos y beca a alrededor de 4 000.
En la Católica del Ecuador, al menos 1 535 chicos reciben becas que se financian con fondos estatales. Esto implica, semestralmente, un monto de USD 5,5 millones.
Para el cierre de este 2021 proyecta un valor de USD 11,5 millones. Muchas becas ya se desembolsaron, con el inicio del periodo académico en el régimen Sierra. El rector del centro, Fernando Ponce, dice que se mantendrán las becas ya otorgadas.
En el informe sobre la aplicación de la metodología de distribución de recursos realizado por la Secretaría de Educación Superior (Senescyt), consta la eliminación de las universidades particulares cofinanciadas de la participación en el IVA. Este informe fue aprobado por el Consejo de Educación Superior (CES), el 18 de agosto.
El informe de la Senescyt dice que la eliminación del rubro se aplica para incrementar la participación de las universidades y poltécnicas públicas, del 93 al 96,5% del IVA.
Los rectores de las ocho particulares remitieron una carta, el 10 de junio pasado, al titular de la Senescyt, Alejandro Ribadeneira. En ella solicitaron que se aumente la participación de estos centros al 5% de la fuente IVA.
La Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil recibía alrededor de USD 202 000 por mes para estudiantes becados. En enero del 2020 el valor disminuyó y la universidad asumió la diferencia, dice Aimara Rodríguez, rectora. Al momento tienen 1 100 becados, incluidos los que solventan con recursos propios. “En la medida de lo posible, apoyaremos a los estudiantes más necesitados”.
Un 26% de la población estudiantil del país se educa en estas instituciones, según los últimos datos de la Senescyt, del 2018. Los rectores dicen que en el segundo semestre de ese año becaron a 62 326 estudiantes. Eso es el 37% de los de centros particulares.
La obligación de otorgar becas a jóvenes de escasos recursos se establece en el artículo 30 de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES).
En la Politécnica Salesiana, casi el 80% de sus estudiantes son de los quintiles económicos uno al tres (la población más pobre del país), dice el vicerrector, Fernando Pesántez.
Los fondos del Estado, dice, cubrían a 9 600 alumnos. Además, la universidad genera un presupuesto interno de USD 27 millones para cubrir las becas de sus casi 25 000 chicos, ya que todos son beneficiarios de ayudas.
Buscan mecanismos de financiamiento, pero no incrementarán las colegiaturas, aclaró Pesántez.
Asimismo, la Universidad UTE prevé reducir el porcentaje de beca a nuevos solicitantes para, así, mantener -durante toda la carrera- las de los chicos que ya cuentan con una, señala Claudia Ballas, coordinadora general. Ahí,
2 147 de sus 7 000 estudiantes tienen una beca financiada con recursos del Estado
En el país hay 61 universidades y escuelas politécnicas. 33 son públicas y 28, particulares. Entre ellas están las ocho a las que se les denomina cofinanciadas.
Sus autoridades aseguran que llamarlas así es incorrecto, ya que los recursos que reciben no se destinan al funcionamiento de las universidades, sino, exclusivamente, a la entrega de becas.