Los panteoneros del cementerio de El Batán, en el norte de Quito, cavaron ayer en el campo denominado N, en la parte nororiental de la necrópolis. Según la Fiscalía, en ese cementerio reposan los cadáveres no identificados de personas enterradas en los ochenta.
La investigación se centra en determinar si entre esos fallecidos se encuentran los hermanos Santiago y Andrés Restrepo Arismendi, desaparecidos el 8 de enero de 1988 en Quito.
“La localización de las tumbas fue posible por la información entregada por uno de los sepultureros del camposanto. Esta señala que en 1988 se enterraron cadáveres remitidos por la Comandancia de la Policía, en el cementerio de El Batán”, dijo ayer la Fiscalía, la cual refirió que la búsqueda se efectuará en cuatro tumbas.
La excavación, desde las 07:30, fue dirigida por el fiscal Jorge Cano, encargado del caso. También participaron peritos y antropólogos forenses, quienes enumeraban los hallazgos bajo una carpa blanca. Los familiares de los hermanos Restrepo no estuvieron.
María Fernanda Restrepo, hermana de los jóvenes, puntualizó, antes de iniciar las indagaciones, que “no estaremos presentes cuando realicen la investigación en el cementerio de El Batán, no podemos prestarnos a un circo. Este caso es muy grave”.
La tesis de que los hermanos se encontrarían en ese cementerio fue proporcionada el 2009 por un policía que en los noventa fue inculpado por la desaparición de los jóvenes. Ese agente involucra a otros policías en el crimen.
Hace dos décadas, un uniformado dijo que los cadáveres de los Restrepo habían sido arrojados a la laguna de Yambo, en Cotopaxi, tras ser ejecutados en el SIC-10 policial. En esa laguna (en una porción de ella) se realizaron dos búsquedas, y se encontró ropa y armas, pero no cadáveres.
Antes de la excavación de ayer, en octubre, los peritos especializados de la Policía Judicial, conjuntamente con el fiscal, realizaron la verificación del terreno donde fueron enterrados cadáveres NN (no identificados) en 1988. Esto, luego de que las autoridades revisaran los libros de registro de los cadáveres en El Batán. El fiscal Cano dispuso que esos textos fueran ingresados a la cadena de custodia.
Ese material, entregado a Criminalística de la Policía Judicial por los directivos de la Sociedad Funeraria Nacional (propietaria del camposanto), consiste en dos registros de inhumaciones y archivos de papeletas de defunción correspondientes a 1988.
La búsqueda de osamentas en la primera tumba concluyó a las 16:30. La Fiscalía indicó que las otras tres tumbas serán abiertas otro día. Dijo que la lluvia mojó el terreno y que eso impidió seguir con la diligencia. Se desconoce la fecha en la que continuarán las investigaciones en el cementerio.
La entidad tampoco informó sobre el resultado de la exhumación de ayer ni sobre el hallazgo de huesos en ese lugar.
“En caso de encontrarse evidencias óseas tras la exhumación, los huesos pasarán a ser estudiados por forenses para establecer el sexo, la edad, tiempo bajo tierra y otras particularidades que permitan su identificación”. Con esos exámenes se buscará comprobar si alguno de los cadáveres ahí enterrados coincide genéticamente con el ADN de Pedro Restrepo, padre de los jóvenes desaparecidos hace 23 años.
Uno de los sepultureros que intervino ayer en las excavaciones con las autoridades dijo que en el sitio donde se hizo la excavación “había sepultamientos de beneficencia”, es decir, sepelios de personas no identificadas. “Como el servicio de beneficencia pasó al cementerio de San Diego, aquí ya no se realizan”, indicó.
“No solo la Policía, sino los hospitales solicitaban sepelios cuando los fallecidos no tenían familiares”, dijo otro empleado. “No se puede saber si estuvieron acá (los Restrepo). Como usted sabe, vienen y hacen la solicitud en la administración, dan la papeleta de defunción y ellos nos ordenan que sepultemos. Nosotros no vimos nada”, relató el hombre.
En la excavación
En la indagación de ayer intervinieron agentes de Criminalística de la Policía, quienes cernían la tierra para hallar huesos en el lugar.
Las evidencias halladas en el cementerio fueron guardadas en fundas. Estas serán sometidas a análisis comparativos de ADN .
Para la excavación también se utilizó maquinaria pesada. Una retroexcavadora removía el suelo y poco a poco sacaba la tierra.
La zona de investigación fue cercada por la Policía. Al principio se restringió el acceso a los medios de comunicación. Ninguna autoridad habló sobre el tema.