Instructores participan en un encuentro demostrativo de Vikings, en Tumbaco. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO. Colaboración: Taga Insanity
Llantas que pesan hasta 1 200 libras y barras de metal y madera colocadas a diferente altura forman parte del entrenamiento de hombres y mujeres en Vikings. Se trata de un sistema de acondicionamiento físico que promete aumentar masa muscular, fuerza, equilibrio, agilidad. Se cumple, por lo general, en un campo abierto.
Vikings fue desarrollado por instructores nacionales con la fusión de movimientos de boot camp y calistenia. El primero apareció en Estados Unidos y se inspiró en los entrenamientos militares. Sus rutinas contemplan variedad de ejercicios enfocados en aumentar la resistencia física en poco tiempo.
Los movimientos son intensos y se desarrollan de forma consecutiva hasta llevar al participante a su máxima capacidad de resistencia. La calistenia, por su parte, hace hincapié en la activación de grupos musculares específicos para ganar elasticidad, fuerza y coordinación.
Los ejercicios se realizan con el peso del propio cuerpo y se los pueden trabajar con material que se encuentra con facilidad en un parque o gimnasio. De allí la sugerencia de Sol Garzón, de Taga Insanity, de incorporar barras, bancos y llantas a los entrenamientos.
Una clase de Vikings dura 60 minutos. En ese tiempo, el participante sortea obstáculos, corre y brinca guiado por un instructor, el encargado de marcar tiempos y vigilar cada una de las posturas para evitar lesiones. Un mal gesto deportivo –movimiento– puede generar lesiones, sobre todo en rodillas y espalda baja, según el deportólogo José Reinhart.
Con el especialista coincidió el entrenador Polo Cobo y añadió: “Manejamos mucho peso y para manipularlo sin problema se requiere de una buena técnica”. Para levantar un obstáculo pesado, por ejemplo, es necesario doblar las rodillas, bajar con la espalda recta e impulsarlo con la fuerza del centro del cuerpo y del tronco inferior. Según el entrenador, la mayoría de personas por lo general utiliza la fuerza de su espalda y brazos, aumentando así el riesgo de sufrir lesiones.
Las llantas más pesadas alcanzan los 90 centímetros de altura y para separarlas del piso es necesario escalar una serie de niveles hasta lograrlo. El proceso de acondicionamiento también se sugiere para saltarlas, pues dos llantas juntas pueden alcanzar los
2 metros de altura. Aquello también está planificado para evitar lesiones.
Un principiante, por ejemplo, deberá trabajar su cuerpo antes de iniciar con el levantamiento de obstáculos que demandan fuerza. Cumplido ese requisito, puede probar pesos hasta encontrar el ideal.
Para lograr un trabajo integral, Garzón recomienda fusionar Vikings con la práctica de un sistema enfocado en el área cardiovascular para quemar calorías y reducir medidas.
Insanity, atletismo y ciclismo cumplen con ese propósito y además mejoran el sistema circulatorio, proporcionan elasticidad a las articulaciones y permiten una mayor o menor oxigenación.
A Vikings pueden asistir personas de todas las edades en perfecto estado de salud, es decir, sin lesiones que puedan agravarse durante la práctica. Tres clases a la semana bastan para mantenerse activo.