Los partidos que se vivieron en los últimos días en la Champions League también volvieron a mostrar el poderío económico de grupos empresariales en el fútbol mundial.
El Real Madrid, liderado por Florentino Pérez, el Manchester City, de capitales de Emiratos Árabes, el Inter, de dueños chinos, y el AC Milan, de un holding estadounidense, llegaron a las semifinales del torneo de fútbol y expusieron sus progresos de organización.
Pero sobre dejan el mensaje que el fútbol se constituyó en un negocio, en la que las empresas, desde las pequeñas, hasta los holding, se han incorporado.
Unos los hicieron como una inmersión por experimentar en este negocio, pero le fueron dando el vuelco hasta convertirlos en empresas, con patrimonios millonarios.
La Champions League es el fiel reflejo de cómo se mueve el dinero en el fútbol, es más que una actividad recreativa. Es el espacio para mostrar las fortunas de los grupos millonarios que adquirieron esos equipos.
El torneo de clubes de fútbol más prestigioso del mundo genera miles de millones de dólares en patrocinios, en las transmisiones de televisión y streaming, todas agrupadas en la UEFA (entidad organizadora).
La huella que deja esta competencia es que los grupos empresariales han hecho una inmersión aguerrida en el fútbol, lo que lo hace más competitivo.
Esa estructura poco a poco va esparciéndose en la región sudamericana. Ojalá que sea más rápida, en la que empresarios se unan y empiecen a adquirir equipos, tal como lo hacen los capitales árabes, estadounidenses y asiáticos en Europa y en Norteamérica.
En Ecuador, el Independiente del Valle es uno de los que hace algo parecido. Lo acompaña también como proyecto social, en la que les da educación y alimentación a niños y jóvenes.
La enseñanza de la Champions League es que hay que dar paso a la restructuración de las organizaciones del fútbol en Ecuador y en la región, con el fin que se conviertan en mejores instituciones y que sean más competitivas.
Pero sobre todo, amoldarlas a las normativas de cada país.
En Ecuador será necesario reformar los artículos que constan en la Ley del Deporte, en la que los clubes aparecen como entidades sin fines de lucro. .
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