La expansión del comercio ilegal se acelera. Las ganancias anuales del crimen organizado en el mundo ascienden a USD 2,2 billones y representan cerca del 1,5% del PIB global.
Los negocios internacionales más lucrativos del crimen son la falsificación, el lavado de activos y el comercio ilícito. Además, el narcotráfico, la extorsión, el secuestro, el tráfico de órganos y de obras de arte, según el informe de Founder & CEO Strategos BIP 2023.
La situación ecuatoriana no es diferente. La Cámara de Industrias y Producción (CIP) informó que Ecuador ocupa el puesto 60 entre 84 economías consideradas en el Índice del Entorno Global del Comercio Ilícito. Este indicador determina el grado en que las economías permiten (o inhiben) el comercio ilícito a través de políticas e iniciativas para combatirlo.
De cada 10 productos que circulan en el mercado ecuatoriano, cuatro están relacionados con la informalidad. Esta situación afecta a siete de cada 10 empresarios nacionales, según la encuesta de la CIP. El perjuicio también es para las arcas fiscales.
El contrabando de tabacos y cigarrillos, prendas de vestir y telas, licor, medicamentos, arroz, cebolla, maíz, frutas, papa y granos secos son los más comunes.
Por los productos agrícolas y agropecuarios, textiles y cigarrillos se estiman pérdidas fiscales por más de USD 1 742 millones al año en el país.
No solo es un problema económico sino también para los consumidores quienes desconocen cómo se elaboraron las medicinas o licores que ingresaron de contrabando. El riesgo es para su salud.
Los esfuerzos públicos y privados no dan abasto para frenar y/o enfrentar este creciente y lucrativo negocio transnacional. La estrategia no debe ser nacional sino regional para lograr resultados considerando que el ingreso de los productos se registra principalmente por las fronteras.