En Amsterdam se dan cita los apasionados por el patinaje sobre hielo, y cada invierno, pistas de hielo al aire libre aparecen en los lugares majestuosos de Leidseplein y Museumplein. Foto: travelandleisure.com
Amsterdam aumenta los impuestos turísticos para evitar las visitas masivas que recibe cada año, mientras otras ciudades holandesas se disputan ese turismo sobrante a través de nuevas atracciones.
Los residentes de la capital de los Países Bajos llevan meses pidiendo a las autoridades locales que frenen el flujo constante de personas que llegan a Amsterdam para visitar los canales, cafeterías, el barrio rojo y los tesoros de sus museos.
Según la oficina de turismo local, al menos 5,2 millones de personas han visitado Amsterdam durante este año, una cifra desmesurada si se compara con sus 800 000 residentes. “Yo paso todos los fines de semana fuera de la ciudad, o no salgo de casa, es agobiante. Aquí no se puede vivir”, mencionó a Efe Marikel, una administrativa holandesa de 42 años.
Como ella, Mark, residente en la ciudad desde hace 50 años, lamenta que se haya convertido en “un parque al estilo Disneylandia“, en referencia a la muchedumbre y el excesivo ruido nocturno, por eso solicitó que Amsterdam apueste por un turismo “menos pobre y de más calidad”.
El municipio ha reaccionado a esas quejas y anunció subidas de impuestos destinadas a reducir el número de mochileros y juerguistas nocturnos que llegan a la ciudad, y que, según los residentes, son los turistas que más molestias causan.
Entre esos tipos de impuestos, está el porcentaje con el que se queda el ayuntamiento del sector hotelero.
“Esta medida no solo disuadirá a los turistas de bajo presupuesto sino que también atraerá millones de euros a las arcas de la ciudad”, dijo el responsable de Finanzas del Ayuntamiento de Amsterdam, Udo Kock.
La llegada del Año Nuevo en Amsterdam es una noche que amalgama varias fiestas junto a la pirotecnia tradicional. Foto: amsterdo.com
La gente que visita Amsterdam con poco dinero, suelen ser aquellos que la eligen como destino para fiestas de despedida de soltero, viajes de fin de curso o escapadas de fin de semana.
Amsterdam debe “centrarse en el turismo de calidad”, indica Kock en referencia a las parejas que se alojan en hoteles más caros, que “visitan uno o dos museos por día, y que se van a la cama a una hora razonable”.
Según el municipio, el 28% de las reservas que se hacen cada año son en hoteles económicos y el plan es “utilizar el impuesto del turismo como medida para seleccionar el tipo de visitantes que vienen a la ciudad”, según el regidor municipal.
Todos los turistas tendrán que pagar una cantidad fija por noche y un porcentaje añadido que depende del precio de la habitación.
Actualmente, el municipio cobra un 5% de la tarifa de la habitación como impuesto a los propietarios de los hoteles, pero ahora habrá una cantidad mínima fija.
Por ejemplo, si un turista paga ahora 2,50 euros (USD 2,6) en el impuesto del turismo por una habitación de 50 euros la noche (USD 52,6), según el nuevo plan pasará a pagar un mínimo de 10 euros (USD 10,5).
A eso habrá que sumarle un porcentaje dependiendo del precio de la habitación, que el municipio no ha señalado aún pero que prevé que dará al ayuntamiento un beneficio anual extra de 4 millones de euros (USD 4,2 millones), a partir de 2017.
Esto va a afectar sobre todo a los hoteles más baratos, puesto que no supondrá mucha diferencia para una habitación de 250 euros (USD 263) por la noche.
La idea incluye no solo los hoteles, sino los apartamentos turísticos o las habitaciones alquiladas a través de plataformas como Airbnb.
El municipio de Amsterdam y Airbnb firmaron el mes pasado un acuerdo sin precedentes, por el que esta plataforma introdujo un mecanismo que hace imposible a los usuarios de la ciudad alquilar sus propiedades durante más de 60 días al año.
Además, incluirá opciones para los vecinos de la casa que les permita enviar sus quejas en caso de ruido excesivo y falta de higiene.
Centenares de residencias que se alquilaban a bajo costo a turistas, fueron pintadas con grafitis con la frase “alto al turismo de masas”.
Según un comunicado de los activistas en Indymedia, “las casas fueron marcadas porque son apartamentos de lujo subalquilados a los turistas, mientras miles de personas (residentes) buscan una casa en la ciudad” para alquiler permanente.
Sin embargo Utrecht, cuarta ciudad en importancia de los Países Bajos, en un intento por aprovechar ese exceso de turismo, autorizó en noviembre la construcción de un inmenso barrio rojo en la ciudad, a pesar de haber tenido varios fracasos en los últimos años, debido a los escándalos de tráfico de personas y problemas de seguridad.
A esta iniciativa se sumaron ciudades como Leiden, La Haya o Maastricht, mostrando cada vez más su atractivo cultural e histórico, acogiendo decenas de exposiciones internacionales en sus museos, lo que podría aliviar a una asfixiada Amsterdam, que busca desesperada deshacerse de turistas.