La Internet de las Cosas tiene su lado oscuro en la privacidad de los usuarios

Ilustración KRT / Archivo

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En el futuro, una camisa tendrá un sensor que se comunicará con la lavadora para que esta escoja el ciclo de lavado más apto para ella. Pero también le ‘dirá’ que ya tiene 300 lavadas y está vieja. Si en el momento de comprar la lavadora el usuario autorizó la utilización de sus datos personales, el aparato se podría comunicar con una tienda de vestuario para informarle que hay un cliente que está escaso de camisas. Entonces, sin orden mediante, al dueño de la lavadora le llegará un e-mail con ofertas de camisas de sus colores predilectos.​

Ilustración: KRT / Archivo


Todo conectado

La Internet de las Cosas o IoT (por sus siglas en inglés) es la gran tendencia tecnológica del último tiempo. En esencia, se trata de la conexión de las cosas de uso cotidiano a la Red para que entreguen información que facilite la vida a las personas. Esto contempla la fabricación de electrodomésticos inteligentes hasta sensores en calles, autos y hogares que recopilen datos constantemente.

Con esa información se podría ordenar el tráfico de una ciudad o hacer que el auto ‘avise’ a la casa que falta poco para llegar y la olla se encienda e inicie la preparación de la comida.

“La Internet de las Cosas está en un momento en que la preocupación está puesta en la adopción masiva y no en la seguridad”, dice Dmitry Bestuzhev, analista sénior de Kaspersky, empresa de seguridad informática.

Según el experto ruso, los fabricantes están más preocupados de sumar funciones a un determinado aparato que de las posibles consecuencias de que alguien no autorizado lo manipule en forma remota.

Kaspersky Lab ya detectó una falla de vulnerabilidad en un televisor inteligente con cámara. “No solo tú podías ver el televisor, sino que el televisor te podía ver a ti. Una vulnerabilidad permitía que un ‘hacker’ viera lo que ocurría en tu casa. Avisamos al fabricante y, en vez de hacer algo, nos dijo que era un modelo viejo que había salido hace seis meses”.

Para el especialista, la solución es tener un dispositivo que centralice las comunicaciones y el manejo de los distintos sensores y aparatos al interior de la casa, y que sea capaz de detener el flujo de información no autorizada.

“Tres cuartas partes de los dispositivos conectados a la Internet de las Cosas están expuestos a vulnerabilidades graves y la situación podría empeorar si no se toman medidas”, señala Carlos Valdivia, gerente de ventas de la empresa de tecnología Orange Business Services. Para tener una idea de lo grave del tema, solo en EE.UU. ya hay 245 000 millones de dispositivos conectados, según la Comisión Federal de Comercio de EE.UU.

Otra área de preocupación es la privacidad. “Los objetos conectados extraen información muy personal de cada uno de nosotros... desde el ritmo cardíaco hasta la rutina doméstica”, dice Juan Manuel Gómez, gerente de ventas de Citrix, empresa especializada en servicios en la Nube y virtualización. El usuario deberá sopesar el beneficio que le traerá el uso de todos esos datos con el riesgo que implica que esa información llegue a manos de terceros, con otras intenciones que el propósito original.

“Una empresa aseguradora podría obtener los datos de la forma de conducir del asegurado, ya que el auto recaba esa información, o bien, desde Waze”, dice Hernán Orellana, director del Centro I+D de Telefónica Chile. Una información que la compañía podría usar para castigar a un mal conductor. Cree que es necesario que el usuario esté informado de qué objetos cuentan con sensores incorporados y que autorice expresamente la recolección de datos.

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