El Plan Fénix, cuyo objetivo es contener el avance de la pandemia de covid-19, está a punto de cumplir un mes desde su presentación oficial, el pasado jueves 5 de agosto del 2021. En este tiempo ha apuntado al fortalecimiento de la vigilancia comunitaria.
Se trata del monitoreo, seguimiento y control realizado por personas de diferentes localidades del país. Ellos recibieron una capacitación para identificar posibles contagios de coronavirus.
Lo explicó José Ruales, viceministro de Gobernanza y Vigilancia de la Salud, en una entrevista otorgada días atrás a EL COMERCIO.
“Este eje tiene un avance importante en las ciudades de Quito, Guayaquil, Cayambe y en frontera norte. Allí, gracias a la participación de la Universidad Central, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y otras se apoya para la capacitación de personas de la comunidad para realizar los trabajos de vigilancia”.
La dinámica es sencilla. Primero se identifican posibles casos de infectados; esto se hace por medio del reconocimiento de los síntomas. Luego se da la alerta para que las brigadas tomen muestras para el diagnóstico, es decir, para saber si el ciudadano tiene o no el virus. “Además, dan charlas sobre las medidas de bioseguridad a la gente. Nos apoyan”.
En Quito, por ejemplo, hay 900 vigilantes comunitarios. Trabajan con apoyo de la U. Central y del Municipio de Quito. Mientras que en la zona norte suman 300. En Sucumbíos y Esmeraldas también apoyan en la identificación de pobladores con patologías como malaria; también dan alertas sobre situaciones de violencia doméstica.