El 9 de enero de 1964 se convirtió en un día de duelo nacional para el pueblo panameño. Aquella jornada, estudiantes del Instituto Nacional reclamaron la presencia de la bandera de su país en la Zona del Canal -una franja de tierra alrededor del Canal de Panamá, que fue cedida a Estados Unidos mediante el Tratado Hay-Bunau Varilla, en 1903-.
Los estudiantes fueron rechazados por los zoneítas, personas que nacieron o residieron en la Zona del Canal de Panamá entre 1904 y 1999. En el curso de esa discusión, la bandera panameña resultó rota en pedazos. Horas más tarde, el ejército de Estados Unidos se enfrentó con los estudiantes panameños. Ese día murieron 22 personas y más de 500 resultaron heridas.
Esta masacre inspiró a Rubén Blades (Ciudad de Panamá, 1948), a escribir 9 de enero, la primera de las más de doscientas canciones que ha compuesto a lo largo de sus 50 años de carrera; temas que se han convertido en himnos para varias generaciones de latinos y que han sido cantados, bailados y tarareados con la misma fuerza en barrios populares que en teatros y estadios.
Entre esos cientos de temas están Pedro Navaja, Decisiones, Maestra Vida, Amor y Control o Buscando Guayaba. Con estas canciones, más que su talento como músico ha demostrado su vocación de juglar, de contador de historias, cuyos personajes fueron apareciendo en su mente como si fueran viñetas de un cómic, un género con el que se enganchó desde sus años de infancia. Así lo cuenta en ‘Yo no me llamo Rubén Blades’, un documental del 2018, que se puede ver en YouTube.
Ese talento para escribir letras de canciones con un componente social potente lo llevó a tocar primero con Ray Barretto y luego a ser parte de Fania All-Stars, un semillero de talentos que encumbró a la salsa como uno de los géneros más vigorosos de la industria musical. En esta agrupación compartió créditos con estrellas como Johnny Pacheco, Celia Cruz, Tito Puente y Willie Colón. Con muchos de ellos, por primera vez interpretó temas que invitaban a pensar en los problemas del mundo contemporáneo y, al mismo tiempo, a sacudir el cuerpo y bailar.
Junto al ‘Malo del Bronx’ armó un dueto que consolidó esa propuesta musical de no hacer música que solo invitara a bailar, sino música con contenido político, que sirviera como detonante para pensar, reflexionar y analizar. Esa contradicción creó una tensión interesante en el mundo de la salsa, cuyo eco resuena hasta la actualidad.
De esa etapa salió el disco ‘Maestra vida’, la primera ópera salsa original. Esta producción se convirtió en un hito dentro del género, porque introdujo elementos de la narrativa literaria latinoamericana a la música, a través de lo que Blades denominó Focila, un proyecto artístico para un Folclor de Ciudad Latinoamericana. La iniciativa proponía que la música estuviese al servicio de la expresión de las vivencias y de las contradicciones urbanas.
En la década de los 80, Blades comenzó su camino en solitario. Su primer disco como solista fue ‘El que la hace la paga’ (1983). A esa producción se sumaron los álbumes ‘Buscando América’ (1984); ‘Nothing But The Truth’ (1988) -su primer disco de estudio grabado en inglés-; ‘Amor y Control’ (1992); y ‘Cantares del desarrollo’ (2009), producciones pobladas de un sinfín de sonidos caribeños.
Su versatilidad musical también lo llevó a lanzar ‘Tangos’, (2014), un disco en el que versiona once de sus canciones grabadas en formato de salsa, en clave de tango y milonga; y ‘Salswing’ (2021) un álbum en el que conecta el jazz y la salsa y que incluye temas como Paula C, Pennies From Heaven, Canto Niche y The Way you Look Tonight.
Blades también ha incursionado en el cine y la televisión como actor y también en el mundo de la política. En 1992 fundó el partido Papa Egoró, en Panamá; en 1994 se postuló como candidato a la Presidencia; y del 2004 al 2009 fue Ministro de Turismo. Lo que muchos de sus fanáticos desconocen es que también es abogado; egresó de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá y se graduó en Harvard. En esta universidad no solo reposa su tesis sino varios de los papeles originales en los que escribió las letras de canciones como Pedro Navaja.
En los últimos años, su pasión por la escritura lo ha llevado a convertirse en articulista de opinión; textos que publica en su blog y en revistas panameñas.
Su inagotable creatividad y talento lo han hecho merecedor de numerosos reconocimientos, entre ellos 17 Premios Grammy (nueve Grammy anglos y ocho Grammy latinos); Embajador contra el Racismo, nombrado por las Naciones Unidas; y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El más reciente es el de Persona del Año de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación.
Gabriel Abaroa Jr., presidente de esta institución, señaló que esta distinción fue otorgada porque Blades es un artista “realmente emblemático, que ha inspirado a varias generaciones con la impactante e inteligente letra de sus canciones y cuya genialidad ha promovido la justicia en todos los niveles de la sociedad latinoamericana”.