Aunque, en teoría, en lo virtual tenía el mismo horario que en lo presencial, la docente Yissela Risco sentía “que no acababa de trabajar nunca”. Los padres de familia sabían que dos veces por semana, a las 18:30, podía atenderlos, pero sus consultas llegaban todos los días hasta las 22:00.
“Sentí que perdí la privacidad en mi propio teléfono”, dice la maestra particular de Lengua y Literatura, ya que el WhatsApp se convirtió en una herramienta de trabajo y no para su vida personal. Incluso los fines de semana le escribían padres y alumnos, cuenta. No respondía hasta el lunes.
Por eso, para estas vacaciones, la docente planificó tiempo para ella y su familia. Salió el 28 de julio y el 29 viajó a la playa. “Así era mi desesperación”. Luego, aprovechó para realizarse una cirugía dental pendiente. Y tras el reposo, viajará a Manabí con su familia.
Los docentes de Sierra-Amazonía se encuentran de vacaciones, tras el fin del ciclo 2020-2021. De acuerdo con el cronograma oficial del Ministerio de Educación, referencia para los planteles, disponen de 20 días libres entre el 29 de julio y el 17 de agosto.
A su regreso, según el calendario, participarán de la aplicación de los exámenes remediales, la publicación de calificaciones, la planificación de los exámenes de gracia y de las actividades pedagógicas para el inicio del período 2021-2022.
El docente fiscal, Santiago Zambrano, dice que los chicos y sus padres le han escrito y llamado, mientras estuvo cinco días en la playa. Piden información sobre los remediales. Él no contestó, cuenta, ya que la información les fue dada a detalle, “no leen los chats”.
Los atenderá, admite, cuando regrese a trabajar, ya que ve necesario poner límites. Durante el año escolar, su horario de trabajo era de 11:45 a 18:20, pero recibía mensajes desde primera hora de la mañana hasta la noche y madrugada.
Antes del 18 de agosto, el día de su retorno, el maestro de inglés quiere compartir con su familia y alejarse del celular y la computadora. “Anhelábamos estas vacaciones, y por eso las planifiqué dejando de lado por completo el trabajo”.
Para el nuevo ciclo, el docente espera que exista una mejor planificación y que la carga de trabajo sea la adecuada. “Desde que empezó la pandemia se ha improvisado”.
En Sierra y Amazonía hay 207 087 docentes. El 71,6% es de instituciones fiscales; el 21% de particulares; el resto de fiscomisionales y municipales.
Los docentes han enfrentado un desgaste en su calidad de vida, por no tener horarios, opina Claudia Tobar, la directora del Instituto de Enseñanza y Aprendizaje (IDEA) de la U. San Francisco. “Es momento de establecer horarios claros”.
Esto, señala, considerando que los maestros se enfrentarán a la nueva realidad de la modalidad híbrida.
“Tendrán que desarrollar nuevas destrezas para manejar los dos grupos de forma paralela. Hay países que nos llevan un año y medio de ventaja y no es imposible. La pandemia nos ha permitido ganar experiencia en lo virtual y presencial”.
Sin embargo, el maestro particular Oscar Morales cree que no están preparados para una modalidad híbrida, ya que, al igual que con la virtual, que aplicaron forzados por el confinamiento, no existe ninguna directriz sobre cómo aplicarla.
Para él, las vacaciones significan que su casa sea suya de nuevo. “Nuestro espacio personal se volvió una oficina todo el año lectivo”.
También, dice, las vacaciones son un tiempo para cuidar de él mismo y descansar. Los primeros días durmió hasta tarde, luego se fue a la Costa, de donde regresó ayer. Y espera revisar los planes para el próximo año escolar en sus últimos días libres.
“Esto es desde mi realidad, sin hijos. Mis compañeras maestras que son madres, van a aprovechar estos días al máximo con los suyos”.
Las realidades que han tenido que vivir los maestros en la pandemia son distintas según su ubicación, señala Diana Calderón, decana de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica.
En zonas rurales, por ejemplo, señala que en ellos se genera un doble estrés por la falta de conectividad y dispositivos.
En las ciudades, indica Calderón, para el nuevo año escolar es necesario adecuar los horarios para que se permita a los docentes desconectarse.
Por ejemplo, sugiere que solo se usen medios oficiales de comunicación como correos o chats grupales, de manera que no se agobie al profesor a través de canales que son de respuesta inmediata.
Aunque es un tema de corresponsabilidad entre toda la comunidad educativa, la decana Calderón señala que, desde la política pública, deberían darse lineamientos generales, con la flexibilidad que se necesita de acuerdo a la realidad de cada institución.
Si bien está normado por leyes de trabajo, apunta, el Ministerio de Educación tiene que hacer hincapié en cuidar los tiempos de labores de los docentes. “No se debe pasar por alto el tiempo de preparación de clases”.