A partir del viernes 13 de marzo del 2020, 4,3 millones de alumnos de Ecuador dejaron de ir a sus planteles debido a la emergencia sanitaria, por covid-19. Desde entonces la educación, en general ha sido telemática, a través de guías pedagógicas y programas de radio y televisión en el caso de niños y adolescentes de instituciones públicas. En los particulares las clases han sido diarias, con mayor uso de plataformas. Hasta el año lectivo anterior buena parte de profesores de colegios fiscales usó WhatsApp para comunicarse con los chicos.
Varios son los aspectos que deben tomar en cuenta los padres de familia antes de decidir que sus hijos vuelvan a las instituciones o permanezcan educándose desde casa.
Daniel Rodríguez, experto en administración de la salud, habló con EL COMERCIO, sobre los puntos que debieran considerar madres, padres y más representantes de estudiantes del Ecuador, antes de decidir la modalidad de estudios, en medio de la pandemia.
Hasta ayer, 7 de junio del 2021, 432 739 contagios de SARS-CoV-2 registra el Ministerio de Salud. El 35,6% está en Pichincha. Y la Cartera de Educación ha indicado que 90% de profesores ha sido inmunizado; 35 000 con segunda dosis de un total de 207 087.
Todavía no se termina la fase de inmunización de población considerada vulnerable, eso ocurrirá hasta el 15 de junio. La actual etapa cubre a personal de salud, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, catastróficas y con discapacidad.
¿Es el momento de volver a clases semipresenciales?
El médico Daniel Rodríguez responde que es una decisión complicada. Hace falta que los niños y adolescentes tengan cierta normalidad en sus actividades educativas, además hay quienes están sufriendo violencia en sus hogares.
Sin embargo -dice- hay que considerar que el virus (SARS-CoV-2) busca el momento adecuado para reproducirse y eso podría ocurrir en el retorno a las clases presenciales por el movimiento y la concentración de personas.
¿Cómo debieran ser los salones de clase?
Por ello recomienda a los padres de familia y autoridades de los centros educativos evitar que las aulas permanezcan cerradas; es necesario que ventanas y puertas se mantengan abiertas. Le parece que ha pasado un tiempo suficiente, por lo que se espera que las instituciones hayan hecho algunos ajustes. También adelanta que los maestros tendrán algunas limitaciones para las actividades en espacios cerrados pues el virus se contagia a través de gotículas, que se expulsan al hablar, cantar o gritar.
Algunos colegios cuentan con bandejas de desinfección de calzado y túneles de desinfección. ¿Sirven?
En los planteles, señala, se debe tomar en serio los planes para mantener medidas de bioseguridad. No son útiles las bandejas para la limpieza de calzado, por ejemplo. Es más importante que se proporcione agua y jabón y se enseñe a los niños a lavarse bien las manos.
Una preocupación para quienes trabajan en salud pública es el uso de mascarillas.
Hay que instruir a los padres de familia sobre la importancia de que los niños y adolescentes usen tapabocas que se ajusten bien a sus rostros. Son un punto muy importante en la disminución de riesgo de contagio, por lo que profesores tendrán que revisar que los estudiantes sepan colocarse esta prenda, la calidad de la misma. Muchas no cumplen su función si son de una tela, que no protege mayormente. La sugerencia es usar dos mascarillas.
¿Cómo evitar el riesgo de contagiarse?
Madres y padres deben tener presente que el peligro de contagio siempre estará presente en quienes decidan volver a las aulas. Los niños sí pueden contagiarse de covid-19. Hay que escuchar las palabras de Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, quien recuerda que los niños y adolescentes sí pueden contagiarse y transmitir el virus. Los niños pueden trasladar el virus de la escuela a la casa. Y el problema es que no hay una cobertura de vacunación adecuada todavía.
Sybel Martínez, directora de Rescate Escolar y vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito, ha reiterado que es preocupante que no se dote de mascarillas a los alumnos.
Coincido. No todos están en condiciones de pagar por una N95; para algunas personas son solo unos centavos, pero hay que pensar en las diferencias económicas de la población. Y también en que esa prenda deberá cambiarse, no se utilizará una sola cada día.
¿Hace falta un pacto de honestidad entre colegios y padres?
Existe una tendencia casi natural desde algunos planteles a ocultar información, que pudiera producir una imagen negativa. Ese comportamiento se suele replicar, la gente está en la calle porque requiere trabajar y no quiere tener un diagnóstico de covid-19 para que no le digan que debe encerrarse, para no contagiar a otros. Es necesario que los colegios informen a los padres apenas se detecte un caso positivo. Y los padres también deben hablar con profesores y directivos, contarles que sospechan de un contagio, aunque eso implique cambio de planes, por un nuevo cierre del plantel.
Muchos alumnos usarán el transporte escolar. ¿Es seguro?
El transporte no solía representar un lugar de alto nivel de contagio en la ciudad. La mayoría de personas se infectaban en la casa y en el trabajo. Pero sigue siendo un espacio de potencial riesgo, ya que es un lugar cerrado, con aglomeración de personas. Es necesario que los viajes sean con las ventanas abiertas. Los padres deberán pensar en el presupuesto para que una buseta escolar que antes llevaba a un número traslade solo a la mitad, es un impacto complicado en lo económico, pero el aforo debe reducirse.
Algunos padres creen que sus hijos ya podrán jugar como antes en los planteles. ¿Es posible?
Sobre los recreos, los padres deben saber que sus hijos no podrán practicar deportes de contacto, por ejemplo. Al jugar fútbol, cuando peleas por un balón expulsas gotículas, eso no será posible. Y tienen que alertar a niños y adolescentes de la necesidad de que permanezcan con mascarillas. Los bares escolares son potenciales puntos de contacto.