Bien puede ser la adrenalina que les da la aventura, la necesidad de ir descubriendo nuevas rutas, el infranqueable anhelo de mejorar su rendimiento físico -lo que llaman ‘sacar fondo’ para poder practicar otras disciplinas– , o la presión por hacer deporte tras el encierro por la pandemia del covid-19, la geografía ecuatoriana se revela privilegiada para el ciclismo de montaña. Es un hecho que crece en el país.
Estas imágenes se captaron en siete lugares a los que se llega entre 45 minutos y dos horas desde Quito. Están en las provincias de Pichincha, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua y Napo.
Montañas, lagunas y la vegetación propia de los páramos, y el bosque nublado acompañaron las jornadas de los deportistas. A través de las imágenes se puede ver la manera en la que estos deportistas se convierten en un elemento más del paisaje.
Al tiempo que disfrutan de la naturaleza, durante su recorrido, César Yépez, Esteban Estrella, María José Luna, Enrique Bravo, Diego Tonello y Brayan Andrade sortearon diferentes niveles de dificultad, propios de la geografía y el clima de cada ruta.
Parque Nacional Cotopaxi, en la ruta control norte – Manantiales. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Troncal del Oriente, en la ruta Cumbayá – La Virgen de Papallacta. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Bosque nublado del sector Tandayapa, en la ruta Nono – Mindo. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Bosque nublado de la zona de Nono, en la ruta Nono – Pululahua. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Cerro Casigana de Ambato, en la ruta Mirador – barrio La Cantera. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Lagunas de Mojanda, en la ruta Conejera – Reservorio. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Reserva Cayambe Coca, en la ruta La Virgen – Antenas de Papallacta. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO