Según la Interpol, el tráfico de especies mueve cerca de USD 20 mil millones al año. Galápagos no se salva de esta red masiva de traficantes. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
La reciente detención de un ciudadano mexicano por intentar traficar 11 iguanas endémicas del Parque Nacional Galápagos a Uganda, África, refleja una constante amenaza para la biodiversidad ecuatoriana desde hace décadas. Varios registros históricos prueban la existencia del tráfico con especies de Galápagos desde antaño.
Desde que en 1535, Fray Tomás de Berlanga fue arrastrado accidentalmente al archipiélago, las islas, fueron visitadas por corsarios y piratas quienes explotaron y saquearon fauna y flora. En1835, Charles Darwin, en cambio, trasladó especies con fines científicos: colectó numerosos especímenes que fueron llevados a Inglaterra para estudiar a fondo sus características.
Sin embargo, no fue hasta 1989 que la pesca de tiburones se prohibió dentro de la Reserva Marítima de Galápagos (RMG), y hasta el 2000 cuando se hizo ilegal, en el Código Penal Ecuatoriano (Art. 437-F), la captura, recolección, extracción o comercialización de especies de flora y fauna que estén legalmente protegidas. Posteriormente con la aprobación de la Constitución en el 2008 este artículo fue modificado en uno más específico (Art. 247) que además penaliza con “prisión de 1 a 3 años la caza, pesca, tráfico, tenencia, transporte y permuta de flora y fauna silvestre terrestre, marina o acuática, de especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias”.
A pesar de los esfuerzos legislativos para proteger y preservar la biodiversidad, el tráfico ilegal de animales y plantas es el tercer comercio ilegal más grande a nivel mundial después de las armas y drogas. Según la Interpol, este tipo de mercado mueve cerca de USD 20 mil millones al año. Galápagos no se salva de esta red masiva de traficantes.
En las islas patrimonio natural de la Humanidad, las especies más traficadas son los tiburones y los pepinos de mar. La fuerte presión de los mercados asiáticos, por el valor afrodisíaco de estos animales, ha generado un comercio ilegal dentro de las aguas de la RMG difícil de medir y cuantificar, según el Parque Nacional Galápagos (PNG). Entre 1989 y 2006 se registraron 63 decomisiones de tiburones o aletas de tiburón. El PNG estima que alrededor de 5 mil tiburones, entre costeros y oceánicos, fueron capturados desde 1997 hasta 2005 en esta reserva. La Fundación de Justicia Ambiental, estimó en el 2005 que la pesca ilegal, en algunas partes del mundo, no reportada y no regulada puede llegar a ser casi la tercera parte del total de las capturas.
Registros de prensa evidencian estos datos: en enero del 2004 fueron decomisadas 538 aletas cuando intentaban embarcar en el avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) desde el aeropuerto de Isabela. Solo en el 2003 se decomisaron 5 343 aletas de tiburón y 1 235 tiburones dentro de las cuales 815 se encontraron secas y listas para su comercialización. En ese mismo año, pescadores escondieron 46 aletas en el islote Caamaño para entrar al puerto solo con la pesca autorizada y luego salir y coger la mercancía. Entre mayo y junio del presente año, 20 ciudadanos fueron sentenciados culpables tras pescar -en el 2011- 370 escualos en las bodegas de la embarcación ‘Fer Mary I’, en la reserva marina de las islas volcánicas. En el 2012, la Dirección del PNG, hallo 71 ejemplares en otros dos barcos.
Por otro lado, entre 1996 y el 2006 se decomisó un total de 275 mil pepinos de mar. El 2005 y 2006 fueron los años menos afectados con 460 y 1406 unidades registradas respectivamente.
Según el informe del PNG, la pesca ilegal de este organismo se la realiza por algunos pescadores asociados a las Cooperativas y por pescadores clandestinos. Cuenta que los infractores faenan los pepinos en campamentos ilegales donde botes pesqueros de la flota de Manta esperan sigilosamente para transportarlos al continente. Es ahí donde finalmente se trasladan a los países asiáticos que lo consumen. El tráfico del pepino de mar por vía aérea es otra de las modalidades que los operativos de control han podido detectar. La principal especie de pepino de mar comercializada es la Isostichopus fuscus, sin embargo debido a su disminución poblacional se empezó a traficar con individuos de Stichopus horrens.
Estos dos seres vivos no son los únicos afectados. En el 2012 el alemán Dirk Bender envolvió a cuatro iguanas amarillas en fundas de tela y las camufló entre el equipaje con el propósito de sacarlas por el aeropuerto de Baltra. Fue sentenciado a 4 años de cárcel en el 2013. Estas iguanas son catalogadas vulnerables en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Recursos Naturales (UICN). Además, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre informó que durante el 2014 se detuvo la comercialización de cinco tortugas galápagos.
En un estudio sobre el tráfico el autor Giovanini D. explica que, debido a las pésimas situaciones durante la caza, el transporte y la distribución ilícita de animales, nueve de cada 10 mueren en el proceso. Muchos fallecen asfixiados, deshidratados, hambrientos o por estrés.
Según un informe del Ministerio del Ambiente de Ecuador (2008) más de la mitad de las especies encontradas y rescatadas por tráfico se hallaban en peligro o eran vulnerables.
“Lo más probable es que las especies se lleguen a extinguir antes por el tráfico que biológicamente”, aseguran Liliana Sun Wyler y Pervaze Sheikh, en su reporte sobre el Tráfico Ilegal e Internacional de especies silvestres: Amenazas y Políticas de Estados Unidos.