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San Cristóbal asiste al ‘juicio del siglo’

El buque Fu Yuan Yu Leng 999 que fue capturado. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

El buque Fu Yuan Yu Leng 999 que fue capturado. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

El buque Fu Yuan Yu Leng 999 que fue capturado. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La ciudad de San Cristóbal está convulsionada desde el 13 de agosto del 2017 cuando un barco chino fue detenido dentro de la Reserva Marina de Galápagos.

Lo estuvo más ayer, 25 de agosto, con el inicio de la audiencia de juzgamiento por un delito ambiental contra los 20 tripulantes a bordo del barco Fu Yuan Yu Leng 999, que llevaba 300 toneladas de pesca. Allí se encontraron más de 6 000 individuos de tiburones sin aletas, pertenecientes a seis especies, entre las que se cuentan las cuatro que hay en Galápagos.

Ese indicio es una prueba de que se atentó contra el archipiélago, dijo el director del Parque Nacional Galápagos, Walter Bustos. Eso significa que se cometió un delito, porque son especies protegidas.

Antes del inicio del proceso, a las 09:00, cientos de jóvenes, hoteleros, guías, ambientalistas y personas particulares participaron en una marcha de protesta por las calles Juan José Flores y 12 de Febrero, cerca de la Unidad Judicial Multicompetente de San Cristóbal, donde se realiza el juzgamiento.

Sus habitantes creen que asisten al juicio del siglo, porque nunca se había capturado un barco con tanta pesca y tampoco se había detenido a los presuntos responsables.

En la pequeña ciudad de 7 000 habitantes se espera que la sentencia sea condenatoria contra los 20 extranjeros, que están con orden de prisión preventiva desde hace casi 10 días.

Los galapagueños tendrán que esperar hasta mañana, 27 de agosto, para conocer el veredicto.

Los 20 ciudadanos chinos, todos vestidos de negro, fueron procesados en una pequeña sala. Casi todos son jóvenes y ninguno habla español. Una ciudadana china hizo las veces de traductora entre el fiscal y los dos abogados defensores de la firma Ramos y Valverde, de Guayaquil. El lugar, con capacidad para 40 sillas, se llenó.

Jovenes de San Cristobal organizaron una marcha para protestar contra la pesca ilegal en Galápagos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Uno de los testigos, un técnico del Parque Nacional que inspeccionó el barco capturado, Jefferson Arroyo, contó ante la sala que la nave llevaba mucha pesca, sobre todo de tiburones sin aletas, picudo, dorado y otras especies. También, que era un barco tipo factoría, con frigorífico.

Como apenas se inició la audiencia aún no se han presentado todas las pruebas para determinar si la pesca encontrada fue capturada dentro de la Reserva. Sin embargo, los chinos tampoco han presentado los documentos de permiso para estar dentro de esa área protegida, según Bustos.

En el juicio se presentó un informe pericial de una parte de la pesca capturada, cuyo contenido no se conoció. Según Bustos, ya se han destruido 5 toneladas de pesca –todas de tiburón- capturada por orden de la jueza Alexandra Arroyo, quien está a cargo del caso.

Para la siguiente semana, luego de que termine el juicio, se prevé desechar el resto de las 300 toneladas, que permanece en el barco chino.

Esta nave está a menos de 10 minutos del puerto de San Cristóbal, en alta mar. Es un buque con autonomía para navegar durante cuatro meses, con suficiente combustible e implementos para procesar y enlatar productos marinos.

De esas mismas características son las 300 naves de la flota china que pescan cerca de la Zona Económica Exclusiva de Ecuador. Bustos precisó que los barcos están más cerca del continente, que de las Islas.

Pese a que están en aguas internacionales, representan una amenaza para el ecosistema del archipiélago, porque las especies son migratorias.

Por esa razón, Lorena Tapia, presidenta del Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos, explicó que Ecuador puede presentar medidas para detener las faenas frente a las Galápagos, a través de la convención Convemar, de la cual China es parte.

Un primer paso se dio con la protesta formal que hizo la Cancillería al Gobierno chino. Aunque, aún no se ha tenido una respuesta, dijo Tapia.

Los habitantes de San Cristóbal creen que las autoridades deben ser más enérgicas con los controles. “Cuando nuestros pescadores capturan una langosta que no tiene el tamaño establecido son multados, encarcelados o sancionados. ¿Por qué a estos del barco no les hacen lo mismo?”, dijeron las hermanas Verónica y Karen Freire, y su madre.

Las tres mujeres galapagueñas creen que si no se frena la pesca se van a quedar sin nada para el futuro. “Se piensa que en Galápagos vivimos en el paraíso y somos ricos, pero no es así, porque la pesca ya no es abundante como antes”, comentó Karen.