El actor recrea en un monólogo teatral la historia de un niño que busca inspirar a su madre y salvarla del suicidio.
El actor se mueve por una suerte de arena, un espacio rectangular con el piso lleno de trozos de papel, anuncios de páginas amarillas de viejas guías telefónicas. Está rodeado por los cuatro flancos por las sillas para el público en una sala adaptada sobre el escenario principal del Teatro Sánchez Aguilar (TSA).
En el resplandor que operan las luces sobre ‘la alfombra’ de papeles amarillos, el actor ecuatoriano Roberto Manrique enfrenta al público en su primer monólogo teatral, ‘Puras cosas maravillosas’.
El unipersonal, una adaptación de la obra del dramaturgo inglés Duncan Macmillan, se estrena hoy en Guayaquil y se prevé 12 funciones. La pieza se montó en Bogotá (Colombia) y se presentará hasta agosto también en Quito y Loja.
Manrique interpreta a un hombre que recrea para el público la historia que vivió de niño, cuando empezó a elaborar una lista de “puras cosas que a los siete años me parecían maravillosas”, una estrategia para intentar inspirar a su madre, sacarla de una depresión crónica y salvarla del suicidio.
“La obra es un llamado a recobrar la capacidad de sorprendernos, porque creo que uno de los pesares de la vida adulta es que nos acostumbramos y damos por sentadas las cosas y dejamos pasar las maravillas de la vida por alto”, indicó el actor guayaquileño.
En un ensayo abierto a la prensa, el intérprete comienza a contar la historia del niño que fue y se detiene por momentos para pedir la colaboración de los espectadores. Con el público escenifica, por ejemplo, un diálogo con su padre y su primera experiencia con la muerte, junto a un veterinario, intercalando la narración con las indicaciones a los colaboradores que escoge del público.
La idea es lograr un equilibrio entre el doble drama del niño y de la madre depresiva que intenta suicidarse con una jovialidad que roza la comedia, según el actor, que define a la obra como “una sesión intensiva de inspiración”. En esas ‘Puras cosas maravillosas’ de su lista están detalles sencillos de la vida como: 1, el helado; 2, las guerras de agua; 3, irse a la cama tarde. “En abril cumplí 40 años, echas de menos esa cierta ingenuidad de la niñez y de la juventud, esta obra nos invita a conectar con eso a través del optimismo, pero también desde el realismo más duro, pues la obra reflexiona también sobre el dolor y el sufrimiento”.
El protagonista de la película ‘Translúcido’ (2016) le había dicho inicialmente que no al unipersonal por sus compromisos televisivos en Colombia, donde acaba de grabar la cuarta entrega de la telenovela ‘Sin senos sí hay paraíso’. Pero se prendó de la historia tras leer el guion, decidió volver al teatro y coproducir la obra en Colombia y Ecuador. “El objetivo del teatro es reflejarnos como humanidad y esta obra conjuga una noción de lo entretenido con la posibilidad de cuestionarnos, replantearnos las cosas y generar conversación”, agregó Manrique.
Sebastián Sánchez, director chileno de la obra, lleva dirigiendo la pieza por tres años en México, por más de 200 funciones continúas junto al actor Pablo Perroni. “Es una obra sin grandes pretensiones, pero que te llega al corazón”, arguye. Duncan Macmillan escribió la obra para el británico Jonny Donahoe, comediante vinculado al ‘stand up’, que comenzó a interpretarlo en un bar de Edimburgo (Escocia). “Yo lo llevé más a lo teatral, con un halo más onírico y mágico”.