Casi un año y medio después de que se iniciara la pandemia, los científicos ecuatorianos han centrado sus esfuerzos en el análisis de genomas del virus SARS-CoV-2 que circulan en el país. En los últimos meses, también investigan el comportamiento de las vacunas en el cuerpo humano y el efecto en la generación de defensas.
Para hacerlo, las universidades del país iniciaron convenios con otros centros de investigación a escala nacional e internacional. Paúl Cárdenas, investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), explica que ese centro trabaja en conjunto con la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), la Universidad de Melbourne, en Australia, y la Cruz Roja, en el análisis para determinar casos de reinfecciones en personas que ya recibieron la vacuna.
Además, se han enfocado en estudiar cuáles son las variantes que producen reinfecciones en pacientes que ya fueron inmunizados y cuál es el estado de su sistema inmunológico. Para ello, explica Cárdenas, se realizan análisis de anticuerpos, de linfocitos T y B de memoria.
Lo que más les preocupa a él y a su equipo de trabajo es la presencia de nuevas variantes, por eso se enfocan en estudiar cuáles son los efectos que tienen en los diferentes tipos de poblaciones. Algunas han dado evidencias de que son transmisibles, sin embargo, en todas las variantes reportadas hasta el momento funcionan las vacunas y se puede evitar que el paciente se agrave e incluso que muera.
Nathalia Romero, directora de investigación de la Escuela de Medicina de la UIDE, comenta que junto a su equipo de investigación analiza los casos de seroprevalencia de covid-19 en cuatro grupos de diferente riesgo de exposición a la enfermedad.
El estudio busca determinar si hay factores propios de las personas -como su origen o raza- que contribuyan a un comportamiento diferente del virus del SARS-CoV-2. La experta explica que se trata de un estudio longitudinal que mide, en varias tomas, la presencia de defensas en el cuerpo y qué cambios sufre para entender cuál es su relación con el virus.
También procura descubrir cuánto tiempo duran las defensas en el ser humano y el impacto de la vacuna en la generación de las mismas. La investigación se realiza en Quito y por el momento se han tomado muestras de los profesionales de la salud que tienen alto riesgo de exposición al virus. La primera recolección de muestras de sangre y otros fluidos fue en enero, cuando aún no recibían la vacuna.
De las primeras muestras, dice Romero, se determinó que cuatro de cada 10 personas han generado defensas contra el SARS-CoV-2. En las siguientes muestras se verá si estas continúan y cómo se comportan después de haber recibido la vacuna, sobre todo para saber si hay riesgo de reinfección y en qué medida.
En la UIDE, los grupos de investigación también se encargan de analizar los artículos científicos y convertirlos en textos más pequeños, para facilitar la lectura y comprensión del personal sanitario del país.
Por su parte el Centro de Investigaciones de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) presentó recientemente los resultados del análisis genómico que realizó en mayo a las muestras recopiladas de SARS-CoV-2. El 54% de las muestras que secuenció en el último mes corresponde a la variante Iota, antes conocida como variante de Nueva York (B.1.526). El objetivodel análisis es tener información del comportamiento del virus para la implementación de políticas de salud pública.