Más 300 objetos montuvios han sido recopilados en este espacio, abierto al público. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.
El manabita Daniel Rodríguez convirtió la planta baja de su casa en un museo. En esa habitación ha recopilado más de 300 objetos, que muestran la historia del cantón Rocafuerte.
Rodríguez atesora los recortes de las noticias que se han publicado en los diarios manabitas sobre Rocafuerte, su cantón natal. También tiene una colección de billetes y monedas de varias denominaciones del sucre ecuatoriano. Así como planchas, sumadoras, máquinas de escribir, balanzas y otros artículos que datan de hace más de 150 años.
El manabita recuerda que el proyecto nació en el 2007, pero fue abierto al público el 30 de septiembre de 2008, fecha en la que se conmemora la cantonización de Rocafuerte.
El museo etnográfico Daniel Rodríguez está ubicado en el centro de Rocafuerte, en una de las casas patrimoniales, que aún se conserva en la ciudad. La entrada es gratuita de 08:00 a 17:00; la única condición para entrar es que al finalizar la visita los turistas firmen un libro de asistencia. Hasta este julio del 2018, unas 3 000 personas, entre turistas y estudiantes, han visitado el lugar.
Rodríguez señaló que el museo ha servido para que los niños y jóvenes del cantón conozcan la historia y a sus personajes sobresalientes. En una pared están pegadas varias hojas del programa de fiestas, que se realizó en 1952, cuando el cantón cumplió 100 años.
Para reforzar los conocimientos de los estudiantes, que llegan al lugar para hacer sus tareas de las materias de Historia y Sociales, le fueron donados más de 200 libros de historia política y social manabita y de Ecuador.
La estudiante María Loor comentó que el museo ha servido a los estudiantes para entender la historia y también para valorar los avances científicos y tecnológicos. En el museo, Rodríguez muestra una colección de planchas a carbón, con las que las mujeres planchaban las camisas blancas que identifican al montuvio manabita.
También tiene instrumentos que utilizaban los jornaleros montuvios. Hay desde escopetas de madera hasta jaulas para aves como el cacique. Esas herramientas recuerdan a Rodríguez su infancia. Él nació hace 81 años en el recinto Quebrada de la Ceiba, hoy conocida como San Eloy.
Desde su juventud se dedicó a la agricultura de productos como el arroz y el maíz. “Como buen montuvio nunca se olvida al campo”. Por eso, en la parte posterior guarda con mucho cuidado los utensilios y vasijas para almacenar los granos.
Al menos el 30% de los objetos que hay en el museo han sido donados durante 20 años por los manabitas que lo conocen y de quienes quieren aportar con este espacio.
Rodríguez dijo que esos objetos han pertenecido por más de 100 años a familias manabitas, que decidieron donarlas para que no se dañaran en sus viviendas y sirvieran como un recordatorio de cómo era la vida hace un siglo.
En el terremoto de abril de 2016, la casa sufrió daños en su estructura y una pared del museo colapsó. Muchos objetos y carteles se dañaron. Sin embargo, Rodríguez logró levantar nuevamente el museo a los pocos meses. “No permitiría que este legado cultural que estamos construyendo se perdiera”.
La dedicación por conservar la historia de la provincia hizo que Rodríguez obtuviera una condecoración en la sesión solemne que realizó la Prefectura en junio para conmemorar el mes del manabitismo. La condecoración la colgó en una de las paredes de la planta alta de la casa, junto a otros reconocimientos y diplomas.