Un libro de moda quiere propagar el Efecto Valdivia

La constructora de moda Paulina Andrade conceptualizó el libro y lideró el proyecto Efecto Valdivia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

La constructora de moda Paulina Andrade conceptualizó el libro y lideró el proyecto Efecto Valdivia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Una interpretación de la fotógrafa Soledad Rosales (izq.).Propuesta de la fotógrafa Tamia Vivero (der.). Foto: cortesía Efecto Valdivia

La cultura Valdivia (4500 - 2000 a. C.) fue descubierta a mediados de los años 50, cuando Ecuador estaba recuperándose de la Segunda guerra peruano-ecuatoriana (1941). El hallazgo de la considerada como la cultura madre de América contribuyó a la reconstrucción de la identidad ecuatoriana. Sin embargo, ha sido poco difundida.

Paulina Andrade, constructora de moda, encontró en las Venus de Valdivia inspiración. “Las Venus de Valdivia eran consideradas diosas. Cultivaban su parte interior y lo reflejaban a través de su cuidado físico: se pintaban el rostro con líneas, usaban cascos gigantescos, no se sabe de qué eran, si de pelo, paja o cerámica. Me gustó porque podíamos proyectar esto”, relata.

La directora de este proyecto también se cuestionó por la falta de conocimiento general que se tiene de esta sociedad, la primera en América que usó cerámica. Entonces, decidió conformar un grupo de trabajo para trasladar los datos arqueológicos a un libro de colección y crear un objeto de moda que hable del país.

La fotógrafa Soledad Rosales dirigió la parte gráfica y la comunicadora Estefanía Cardona hizo investigación y redacción. Además, el equipo creativo contó con estrategas en comunicación y publicidad: María Elena Ricaurte, Nicole Cueva y Catalina Chiriboga.

La constructora de moda Paulina Andrade conceptualizó el libro y lideró el proyecto Efecto Valdivia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Al menos una veintena de profesionales también fueron parte de este proyecto, entre ellos, antropólogos, historiadores, diseñadores gráficos y de moda, modelos, estilistas, maquilladoras, fotógrafos, músicos y bailarines. La mayoría de colaboradores fueron mujeres que usualmente trabajan en red, aunque en esta ocasión se unieron más fuerzas para este propósito.

Durante un año y medio, este equipo trabajó en la creación de un libro que está dividido en dos partes. En la primera se plasmó la investigación.

Estefanía Cardona narra que en la realización de este proyecto se rompió la idea preconcebida que tenía de las Valdivias: en realidad, no fue una cultura completamente matriarcal, sino, una muy pegada a la dualidad.

Esto se puede conocer en piezas de cerámica en las que se representan el sol y la luna, la claridad y la oscuridad, o la masculinidad masculinidad y feminidad. De hecho, los vestigios cerámicos son el medio por el que los arqueólogos han podido reconstruir las formas de vida y creencias de esta cultura.

La segunda parte está dedicada a la moda, con imágenes en las que se reinterpreta la cultura Valdivia a través del foco de destacados fotógrafos ecuatorianos. Además de Soledad Rosales, participaron Juan Pablo Merchán, Andrés Franco y Tamia Vivero.

Franco fue un paso más allá, pues hizo una exploración de la zona de Valdivia, en Manabí, y se entrevistó con mujeres que viven allí, para crear un concepto más cercano a las descendientes de esta cultura.

Lía Padilla, Stephanie Rodas, Fernanda Salgado y Carolina Crespo crearon el vestuario que ayudó a transportar a las modelos en el tiempo. Si bien no se tiene certeza de que la cultura Valdivia haya desarrollado textiles, las diseñadoras usaron materiales de paletas naturales y con mucha textura, para crear el efecto.

En Ecuador, en pocas ocasiones se ha trabajado en la investigación y la producción de contenido gráfico conceptual para una misma publicación. Cardona cree que es porque se tiende a ver a la moda como algo superficial.

“Es sano hacer ejercicios de inspiración que sean respetuosos. Por esa idea de no querer ser indelicado, nos hemos alejado de ser lúdicos con nuestra propia cultura”, reflexiona.

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