Carlos Alvarado enseña a elaborar melcochas a los visitantes de la Quinta La Orilla. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
El recorrido del Tren de la Dulzura entre Durán y Naranjito es llamado así porque entre el paisaje de cultivos de banano, cacao y extensos arrozales, también hay plantaciones de caña de azúcar, tradicionales de esa zona de la provincia del Guayas. Una parada de cerca de tres horas en Milagro ofrece la posibilidad de visitar haciendas del sector.
Entre las fincas que promueven sus paseos a la zona rural del cantón está la Quinta Agroturística La Orilla, en la ribera del río Milagro, que le ofrece a turistas nacionales y extranjeros la práctica de ‘tubing’, en la que los visitantes bajan por el río en tubos inflables de las llantas de vehículos.
En la pequeña finca de la parroquia rural Mariscal Sucre, a 10 minutos de Milagro y a una hora desde Guayaquil, almuerzan secos de gallina o de chancho y participan en la producción de melcocha. El dulce se elabora con la panela que se produce a partir de la caña de azúcar en los trapiches artesanales de la zona.
La Quinta La Orilla y la Quinta Forestal El Bosque en Milagro a su vez hacen parte de la Ruta del Azúcar, de la Prefectura del Guayas, que promueve los atractivos de seis cantones ubicados en el este de la provincia. La oferta aprovecha la relación con la producción local de caña, vinculada al pueblo campesino montuvio.
“Trabajamos con productos derivados de la caña de azúcar, porque fuimos cañicultores, vendíamos nuestra producción al ingenio y nos identificamos con el agro”, dice Carlos Alvarado, que dirige la finca turística La Orilla junto a su esposa, su madre y sus hijas.
Los visitantes que llegan desde el tren son recibidos con un coctel servido en una piña, fruta ícono de la ciudad de Milagro. La panela es disuelta, evaporada y cernida hasta que se dispone en una tabla para el secado, de donde los turistas la retiran para estirarla en un gancho de un árbol de guanábana, hasta que la sustancia caramelo se aclara y toma una consistencia.
“La idea era conectar con los conceptos de la Ruta del Azúcar y el Tren de la dulzura; por eso les proponemos a los visitantes elaborar melcochas y la miel de caña, al tiempo que los acercamos a las tradiciones rurales de la zona”, señala Verónica Coloma.
El Bosque, finca a la que se ingresa por el kilómetro 2,5 de la vía a Naranjito, ofrece un área recreacional con piscinas, canchas, juegos y hamacas y un bosque con senderos y laguna en la que se puede acampar.
El itinerario que propone la Prefectura también destaca a decenas de viveros de plantas ornamentales, jardines ubicados en los primeros 8 kilómetros de la vía Milagro-Naranjito. Narcisa Miranda, milagreña de 34 años, comercializa en el vivero Joan Jesús unas 300 variedades de plantas tropicales, en el kilómetro 1,5 de la vía.
“Las plantas más solicitadas son las diversas variedades de la ixora, que se usan para diseñar los filos de los jardines”, dice Miranda, que produce las matas desde hace 12 años en una finca cercana y quien se autoidentifica como parte del pueblo campesino costeño.
“Los precios parten desde cincuenta centavos, hasta 300 dólares que puede alcanzar una planta adulta de la palma de tallo rojo”, dijo.