Exposición de tejidos de dos artesanos cañaris en Cuenca

El artesano cañari Luis Morocho explica a una turista la colección de ponchos de su suegro, Juan Tenesaca. Foto: Lineida Castillo / El Comercio

Más que una exposición es un tributo al arte de Juan Tenesaca Aguaisa. Él es el único kichwa cañari que mantiene la técnica ancestral del tejido con telares de cintura. Una colección de sus extraordinarias obras se exhibe en la Galería Atenas del Portal Artesanal, en Cuenca.
La muestra se abrió al público el pasado 5 de septiembre, por iniciativa de la regional 6 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultura y la Empresa de Desarrollo Económico del Municipio de Cuenca (EDEC).
El objetivo es dar valor a la cultura y salvaguardar el patrimonio vivo que tiene el país.
‘Taita Juan’, como le conocen en su comunidad de Manzanapata, parroquia Chorocopte, cantón Cañar, aprendió con su padre a tejer, a los 8 años. Actualmente tiene 79 años y sus manos no han parado de elaborar ponchos, chalinas, cushmas, manteles, fajas, bolsos y otras prendas propias de la vestimenta cañari.
Además, ha enseñado el arte a otras personas interesadas en aprender el oficio. Uno de sus alumnos fue su yerno, Luis Morocho, de 45 años, con quien comparte la exposición en el Portal Artesanal. Son 40 prendas de una colección especial de un año de trabajo, de los dos artesanos.
A Morocho, sus padres le contaron que los tejidos cañaris se realizan desde tiempos preincásicos y que ‘Taita Juan’ es un gran maestro que salvaguarda la técnica, usando herramientas tradicionales como el ahuano (telar de cintura), los tinturados de hilos con semillas y flores de plantas naturales y los trenzados especiales en los diseños.
Todo lo hace a mano. Desde los más de 20 telares de cintura que penden de cualquier viga o ventana de su modesta vivienda de adobe, hasta los pedazos de madera con formas especiales. Estos tienen nombres kichwas como illagua, pellodor, tengues y chaperche, que utiliza para pasar los hilos.
Por esa habilidad y conocimientos, en el 2013 Juan Tenesaca fue reconocido como Portador de los Saberes Ancestrales, en el Concurso Nacional de Patrimonio Cultural e Inmaterial del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
Sin embargo, a Tenesaca le preocupa que actualmente los jóvenes indígenas de su provincia no quieren dedicarse al tejido, porque no es una actividad que deja ganancias. “Las ventas son escasas”.
Los turistas extranjeros son los que valoran este arte; y para salir con las ventas, Tenesaca y Morocho participan en las ferias artesanales más importantes que se desarrollan en Cuenca, Quito, Guayaquil y otras ciudades. “Pero hay que seguir tejiendo hasta que se apague la vida”, dice Tenesaca.
En su vivienda improvisa cualquier espacio como taller. Amarra el telar a un pilar y lo estira hasta pasarlo por debajo de la cadera. La fuerza del cuerpo y de los brazos hacen el contrapeso que necesita para apretar los hilos ubicados de forma vertical en el telar.
Con un pedazo de madera delgada -como herramienta manual- marca y controla el ancho del lienzo y los diseños incaicos, que son parte del sincretismo, la cosmovisión andina y las manifestaciones religiosas incas-cañaris.
Morocho elabora las fajas y las macanas; y Tenesaca, los ponchos y las cushmas. Pero ambos crean sus obras con iconografías mitológicas cañaris del sol, la luna, animales, chakana andina, ríos, montañas, formas geométricas, hojas, flores y otros elementos.
En las chumbis o fajas, los colores se entrelazan a la perfección, de tal forma que se observa el mismo diseño en ambas caras. Los cañaris usan esta prenda para actos especiales, como rituales, fiestas culturales o familiares o para envolver al recién nacido.
A Morocho le toma dos días elaborar una faja y a Tenesaca, cuatro días un poncho normal. El precio de un poncho varía entre USD 80 y 120, de acuerdo con la finura del textil y los diseños. En la exposición del Portal Artesanal, los asistentes también pueden adquirir estas prendas.
Hay fajas de USD 15, chalinas de USD 25 y manteles de USD 40. Los dos artesanos también ofertan tejidos de muñecos cañaris para llaveros o adornos que se comercializan en el Complejo Arqueológico de Ingapirca y otros museos de la provincia de Cañar.
Para Morocho es un privilegio exponer con Tenesaca, porque da a conocer sus obras. La exposición estará abierta al público hasta el 20 de septiembre. Argenis Gil, técnico del EDEC, dicen que con este espacio promueven el rescate y salvaguardia del patrimonio.