Media o una hora de caminata inmerso en la naturaleza disminuye la tensión y los síntomas depresivos. Foto: Pixabay.
Si de vez en cuando sufre episodios de angustia, estrés o desánimo, antes de asustarse y pensar que está pasando por un cuadro depresivo, podría probar distraerse con un simple remedio: una caminata al aire libre.
Es la conclusión de un estudio de la Universidad de Stanford, que reveló que pasear en la naturaleza mejora el bienestar mental y disminuye los niveles de “rumiación” en las personas. Esto es cuando, de manera repetitiva, se tienen pensamientos desagradables, de fracaso o pesimistas.
En la investigación -publicada en Proceedings of The National Academy of Science– se dividió a los participantes en dos grupos, uno caminó en una calle próxima a una ruidosa carretera y otro en un parque. Los expertos midieron, a través de un scanner, los cambios cerebrales que experimentaron los voluntarios después de la caminata: a quienes pasearon en un ambiente natural les disminuyó el flujo de sangre en la corteza cerebral subgenual, lo que muestra mayor tranquilidad.
“Los resultados demuestran que salir a un ambiente natural puede ser una manera fácil e inmediata de mejorar el estado de ánimo”, dice Gregory Bratman, quien dirigió el estudio.
Cambio de aire o los colores del paisaje:
El psiquiatra Pedro Retamal, director del Departamento de Psiquiatría Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, explica que son varios los factores que inciden en el cambio de ánimo. “Por un lado, tiene que ver con el efecto del ejercicio físico, que produce la liberación de endorfinas y de otras proteínas estimulantes. También hay una disminución de sustancias inflamatorias y un aumento de las antiinflamatorias. Disminuyen los síntomas depresivos y se producen efectos relajantes y estimulantes”, explica. Si a esto le sumamos un paisaje, dice, los beneficios aumentan, ya que la belleza tranquiliza y relaja.
Una persona puede ir a pie todos los días a su trabajo, pero a diferencia de las caminatas cotidianas, estas otras tienen por objetivo aliviar. Según los expertos, para que tengan efecto deben ser largas, de alrededor de entre 30 y 60 minutos. En el estudio, los participantes caminaron por 90 minutos.
“Lo ideal es que se trate de una vegetación suave donde predominen el verde, el amarillo, el celeste y el azul. Si son bosques, ojalá no sean muy altos, para que se vea el cielo”, sugiere Retamal.
El paisaje debe ser calmo y no una selva, advierte Alejandro Koppmann, psiquiatra de la Clínica Alemana. “Ojalá un lugar tranquilo, con buen clima, ya que así disminuye el estrés, que es una respuesta natural del cuerpo frente a las amenazas y permite estar alerta”.
Según el médico, si estas caminatas se realizan de forma rutinaria, pueden compararse a un ejercicio de meditación con los ojos abiertos. “Pueden ser en la plaza o hasta en el patio de la casa, mientras se disminuyan al máximo aquellos estímulos que podrían gatillar el estrés”.
En la investigación, a los participantes se les prohibió ir acompañados o escuchando música. Sin embargo, los especialistas argumentan que depende de cada persona.