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‘Así nos ven’ muestra las miserias del sistema judicial

El actor Ethan Herisse y la actriz Aunjanue Ellis protagonizan a Yusef Salaam y a Sharonne Salaam cuando ingresaban a un tribunal de Nueva York, el 11 de agosto de 1990. Foto: Atsushi Nishijima / Netflix

El actor Ethan Herisse y la actriz Aunjanue Ellis protagonizan a Yusef Salaam y a Sharonne Salaam cuando ingresaban a un tribunal de Nueva York, el 11 de agosto de 1990. Foto: Atsushi Nishijima / Netflix

El actor Ethan Herisse y la actriz Aunjanue Ellis protagonizan a Yusef Salaam y a Sharonne Salaam cuando ingresaban a un tribunal de Nueva York, el 11 de agosto de 1990. Foto: Atsushi Nishijima / Netflix

Imagine que una noche su hijo, hermano, sobrino, primo o nieto, que está en plena adolescencia, sale con sus amigos y conocidos del barrio a dar vueltas sin rumbo fijo, como lo hacemos todos en esa etapa de la vida. Ahora figúrese que horas más tarde es detenido por ser acusado de violar a una mujer -cosa que no hizo- y que el Estado y su sistema judicial hacen todo para incriminarlo.

Finalmente -supongo que para este momento ya se le habrá erizado la piel solo de pensar que uno de sus seres queridos sea acusado de un crimen que no cometió- imagine que es condenado a pasar los próximos 14 años de su vida en prisión, hasta que un buen día el verdadero violador cuenta con pelos y señales todo lo que hizo aquella noche.

Las familias de los afroestadounidenses Kevin Richardson (14 años), Antron McCray y Yusef Salaam (15), Korey Wise (16) y del puertorriqueño Raymond Santana (14) no lo imaginaron sino que lo vivieron en carne propia. Su tragedia, una de las más mediáticas en la historia reciente de Estados Unidos, volvió a tener eco gracias a ‘Así nos ven’, la miniserie de cuatro capítulos producida por Netflix.

Durante 1989, Nueva York se convirtió en una de las ciudades más peligrosas del mundo. Con más de 2 000 homicidios al año, los más desfavorecidos -entre ellos los negros y los latinos- fueron estigmatizados por gente como Donald Trump, quien emprendió una campaña publicitaria en la que gastó USD 85 000 para que se decretara la pena de muerte en el caso de ‘Los Cinco de Central Park’, como también se conoce a estos jóvenes.

Los verdaderos protagonistas de la historia ­(arriba) junto a los actores de la serie ‘Así nos ven’ (abajo). Foto: Atsushi Nishijima / Netflix

La historia comienza la noche del 19 abril de aquel año. Trisha Meili, una mujer blanca de 28 años licenciada en la Escuela de Yale, entró a correr al Central Park. Horas después fue encontrada violada, sodomizada y al borde la muerte. Pasó 12 días en coma y luego tuvo que tratar de sobreponerse a una serie de traumas físicos y psicológicos.

La trama continúa con la detención de los cincos jóvenes -que habían entrado al parque junto con una veintena de adolescentes- y el interrogatorio, donde no se esperó que estén sus padres, y donde fueron obligados a declararse culpables de haber violado a Meili.

Desde el primer capítulo, el relato de la cineasta Ava DuVernay, realizadora de esta serie, conmueve y desgarra por igual. Tanto que es imposible no sentir animadversión contra Linda Fairstein, la fiscal a cargo de la investigación, o empatía por Kevin, uno de los jóvenes más pequeños que fueron apresados. Ahí está Fairstein diciéndoles a sus policías, sin ninguna prueba de por medio, que tienen que lograr que los implicados confiesen la violación; pero también está Kevin aterrorizado sentado en una silla, sollozando que lo dejen ir a casa con su madre.

En esta historia, la máxima de que ‘alguien es inocente hasta que se compruebe lo contrario’ nunca existió. Desde que los vio por primera vez Fairstein asumió que estos jóvenes eran culpables simplemente por ser negros y latinos. De ahí en más, el resto de piezas del sistema judicial solo siguió esa idea sin reflexionar sobre los hechos o atenerse a las pruebas forenses, en las que se confirmaba que el semen encontrado en la víctima no coincidía con ninguno de los detenidos. A esa ceguera voluntaria se sumaron los medios de comunicación.

DuVernay pone el foco de la serie sobre Korey, quien a la larga fue el que pasó más años en prisión. De entrada Fairstein, que por cierto ahora es escritora de novelas policíacas, descubrió que aunque era el mayor de los cinco era el más vulnerable, y no se equivocó.

Uno de los triunfos en la narración de DuVernay está en que sus personajes, como sucedió en la vida real desde el día de su detención, viven constantes transformaciones. Todas duelen porque perdieron su cauce, pero la de Korey lacera porque él entiende que para sobrevivir, que es lo que un preso hace en cualquier cárcel del mundo, tiene que pasar la mayor parte de su condena en una celda de aislamiento.

La poética que imprime DuVernay en la narración tiene su momento más memorable cuando Korey, asfixiado por el calor y la soledad de su celda, imagina cómo habría sido su vida si aquella noche de abril de 1989 se hubiera quedado comiendo pollo con su chica. En medio de su ensoñación ella le pide que se no se vaya y que la lleve a pasear a Coney Island. Él acepta y su vida por unos segundos vuelve a ser la de cualquier adolescente que lo único que quiere es que la chica que tanto le gusta le dé un beso.

Así nos ven’ se suma a un puñado de producciones audiovisuales y escritas que han revisado el caso de ‘Los Cinco de Central Park’ desde que sus condenas fueran anuladas. Ahí está el documental de Ken Burns que fue parte de la sección oficial de Cannes en el 2012 y el ensayo ‘Viajes sentimentales’ escrito por Joan Didion y publicado en 1991 en la revista The New Yorker. En este texto, la periodista estadou­nidense desmonta todos los relatos que la prensa armó alrededor de esta historia durante el tiempo que duró el juicio.

Después de conocer esta historia podemos imaginar que DuVernay decidió volverla a contar, 30 años después, para recordarnos las miserias que pueden existir en el sistema judicial de cualquier país pero, sobre todo -y esto no es necesario imaginarlo porque es real-, para recordarnos que aquel empresario inmobiliario que protagonizó una persecución pública a estos cinco jóvenes, a finales de los años 80, se convirtió en el presidente 45º de Estados Unidos.