Los animales son asesinados en África para obtener marfil. Se estima la
presencia de 135 000 ejemplares en Botsuana. Fotos: AFP
Botsuana, considerado hasta hace poco como un santuario de elefantes, en los últimos días se convirtió en el escenario de una de las mayores masacres que han sufrido estos animales en la historia.
Con sus colmillos arrancados, los cadáveres de casi 100 elefantes fueron identificados en sobrevuelos realizados por la organización Elefantes Sin Fronteras, en esta zona del continente africano.
Mike Chase, responsable de la ONG, explicó a la agencia AFP que la mayoría de estos animales fueron asesinados por “balas de gran calibre”, provenientes de cazadores furtivos.
Según Chase, los responsables de la caza ilegal son originarios de países vecinos como Angola y Zambia. En estas zonas, las poblaciones de elefantes “casi han desaparecido”, por lo que estas personas buscan nuevos destinos para continuar con esta actividad.
En Botsuana se calcula que vive la población de elefantes africanos más grande que existe en libertad. Hasta el 2015 se estimó la presencia de alrededor de 135 000 ejemplares.
Aunque estas cifras han hecho que el país se convierta en un destino atractivo para los cazadores furtivos, las intenciones de estas personas estaban limitadas por las medidas de protección y defensa de la fauna que se aplicaban en Botsuana hasta este año.
El país contaba con una unidad que fue creada especialmente para combatir la caza ilegal. Los guardabosques estaban armados y se les permitía disparar en caso de presentarse una amenaza en contra de sus elefantes.
En mayo de este año, la situación cambió. El nuevo Gobierno ordenó el desarme de estas unidades y retiró la ayuda militar a los defensores de la fauna. Esta decisión, para los representantes de la ONG, se relaciona con la reciente matanza y representa un peligro para la existencia de los animales.
Elefantes Sin Fronteras, junto con el Departamento de Vida Silvestre de Botsuana, hasta el momento ha completado la mitad del censo aéreo 2018 de estos animales. La iniciativa se inició el 10 de julio y las cifras de caza furtiva ya se han convertido en las mayores de la historia de África.
Según los reportes de esta organización, los cadáveres que se ha encontrado en los sobrevuelos pertenecen a elefantes mayores de 35 años, con colmillos que pueden llegar a pesar más de 30 kilos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) atribuye el descenso de la población de elefantes al tráfico de marfil que se obtiene de los colmillos. En la última década, la especie africana ha pasado de 415 000 a 111 000 ejemplares. Los estudios de esta organización muestran que alrededor de 30 000 elefantes son víctimas de la caza ilegal cada año.
Otra investigación presentada en el Congreso Mundial de la Naturaleza en el 2016 demuestra que la población de elefantes africanos cayó en un 30% desde el 2007 hasta el 2014, sobre todo por la caza ilegal. El marfil que se obtiene de los elefantes se vende en el mercado internacional a un precio de USD 1 000 el kilo.