Premio Eugenio Espejo.
Rafael Díaz Ycaza dijo alguna vez que creía en una poesía para orar y maldecir. Hoy, a sus 86 años, ora por la supervivencia de lo poético. Y maldice a todo lo que impida el fluir de la poesía. El guayaquileño comenzó desde muy pequeño a escribir.
Estuvo siempre influido por su madre, Haydée Ycaza. A los 21 años, su primer libro ‘Estatuas en el mar’ ganó el premio de la Academia Literaria del Instituto santiago de Chile. Desde entonces los premios no han parado.
Ha obtenido el Premio Nacional de Cuento José de la Cuadra (1967), el Premio Nacional de Poesía Medardo Ángel Silva (1969), el Premio Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño (1974), el Premio Nacional Aurelio Espinosa Pólit (1985).
Considerado contestatario y rebelde, Díaz Ycaza ha mantenido una relación con Guayaquil que él mismo califica como apasionada y conflictual.
“Siempre he sentido que pertenezco a esta ciudad. Le tengo un filial amor, aunque a veces no la comprenda. He hecho innumerables viajes y he amado muchas otras urbes, pero siempre tuve la necesidad, la certeza de volver. Por eso le he escrito tanto”, explica el escritor porteño.
Entre sus influencias está el escritor Joaquín Gallegos Lara, a quien considera uno los grandes narradores que ha tenido el Ecuador. También otros, escritores ecuatorianos como César Dávila Andrade y David Ledesma.
“Claro, también están todos los del Grupo Madrugada, con quienes hallé tanto en común, tanta complicidad”, explica el poeta.
Entre los autores extranjeros menciona a Pablo Neruda, Federico García Lorca, Octavio Paz, Walt Whitman, entre otros.
Díaz Ycaza ha escrito poesía, novelas y cuentos. También se ha dedicado a la cátedra, tanto secundaria como universitaria. Además fue presidente de la Casa de la Cultura del Guayas en tres ocasiones.
“Hoy veo que en el país hay una necesidad enorme por escribir. En Guayaquil, hay mucha diversidad de escritores, pero también siento que hay mucha inocencia. La poesía es un trabajo de rigor, duro, doloroso. Lamentable que esas voces nuevas no tengan una editorial potente que las muestre, ni crítica que les permita crecer”.