La correspondencia inédita que mantuvo J. D. Salinger con un amigo inglés, durante dos décadas, muestra que el escritor estadounidense no era tan huraño y ermitaño como se creía, sino que viajaba y disfrutaba de aficiones populares, las hamburguesas o la televisión.
Coincidiendo con el primer aniversario de su muerte, a los 91 años, una universidad británica divulgó ayer 50 cartas mecanografiadas y cuatro postales manuscritas que el mítico autor de ‘El guardián entre el centeno’ (1951) escribió a su amigo Donald Hartog (izquierda en la foto), entre 1986 y 2002, y que muestran el lado más afable de Salinger. “Aunque las cartas son sobre temas mundanos, son conmovedoras”, dijo una hija del también difunto Hartog, quien donó la correspondencia a la Universidad de East Anglia (este de Inglaterra) .
Las cartas revelan que, contrariamente al mito popular, Salinger no vivió completamente recluido en su casa de New Hampshire, sino que viajó, visitó el Gran Cañón, las cataratas del Niágara y varios países de Europa. En su correspondencia, que firma simplemente “ Jerry ” , Salinger habla de su casa, del huerto que cultiva, de su familia, de su calidad de abuelo, y se interesa por los hijos de su amigo, a quienes recomienda lecturas. AFP