Imagen referencial. La comunidad cofán de Sinangoe se aferra a la preservación de su idioma, vestimenta y artesanías, en medio de un mundo occidentalizado. Foto: Archivo.
En las orillas del río Aguarico, en Sucumbíos, una pequeña comunidad se esconde entre los árboles de un bosque tropical tupido. Sinangoe es el hogar de 150 cofanes que se enfrentan a la constante amenaza de la aculturación por el influjo occidental.
Mientras mira hacia un horizonte verde que se conjuga con las tonalidades azules del cielo, Luis Narváez, presidente de la comunidad, dice que su cultura se está perdiendo. Actualmente en el Ecuador solo quedan 1 300 personas de este pueblo de cazadores, pescadores y recolectores -en Colombia hay 700 más-.
Luis regresa a ver a su collar de semillas y plumas que decora su camisón azul intenso. Levanta la mirada y dice que ya no hay suficiente alimento en el bosque. La cacería como tradición está desapareciendo. Los animales ya no abundan como antes.
Explica que el territorio cofán está rodeado por colonos que cazan y pescan. La única fuente de proteína que brinda el bosque ya no es suficiente para todos. La desnutrición en los niños de la comunidad es el resultado de esta escasez.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2013, los grupos indígenas del país reflejan una desnutrición crónica dos veces más alta (42,3%) que otros grupos étnicos. Ante esta situación, la comunidad ha propuesto varias medidas: no se debe cazar con perros, solo se mata a ciertos animales y no se puede comercializar con carne de monte.
¿Qué es ser cofán? Primero es tener un territorio donde vivir, responde Luis. Actualmente, en Ecuador, esta nacionalidad ocupa 350 000 hectáreas dentro de las reservas ecológicas Cuyabeno, Cayambe Coca y Cofán Bermejo. Pero la falta de trabajo en la comunidad obliga a los más jóvenes a emigrar.
La comunidad también busca “mantener el valor del idioma y la vestimenta en la mente y el corazón”, en palabras de Narváez. A pesar de que el idioma cofán se sigue hablando, la vestimenta tradicional ya no les interesa a las nuevas generaciones. Es por esto que del primero al siete de cada mes toda la comunidad debe vestir con sus trajes típicos. Además los niños van a la escuela con estos atuendos.
Una combinación de telas amarillas, azules, rojas y blancas refleja los colores de las flores, ríos, y frutos que se encuentran en la naturaleza. Fabiola Mimenda, presidenta de la asociación de mujeres cofanes de Sinangoe, afirma que ancestralmente estos colores se extraían de hojas, semillas y bejucos.
Las mujeres, lideradas por Fabiola, se organizan para mantener la elaboración de artesanías ancestrales y transmitirla a los más jóvenes. Con una mezcla de barro y arena, moldean manualmente recipientes de diferentes tamaños .
Aretes y collares son elaborados con un hilo extraído de las hojas de la planta de piña. Recolectan semillas que encuentran en la selva y las combinan con plumas de colores. No obstante, la escasez de semillas en el bosque hace poco atractivo este negocio, explica Luis.
El turismo y la piscicultura se avizoran como las dos alternativas que ayudarían a la comunidad cofán del Ecuador a conservar su cultura y a conseguir ingresos económicos.