El científico alemán Christian Drosten ha recibido amenazas de muerte por parte de grupos que se oponen a las medidas implementadas para detener la propagación del covid-19. Foto: AFP
El virólogo berlinés Christian Drosten, uno de los más eminentes expertos mundiales en la covid-19, se convirtió en el chivo expiatorio del movimiento complotista y de los oponentes a las restricciones en Alemania, hasta el punto de recibir amenazas de muerte.
Pegado a una farola del centro de Múnich, un adhesivo llama la atención. En él aparece Drosten, cuyo rostro se ha vuelto muy familiar en toda Alemania, junto a Josef Mengele, el médico nazi de Auschwitz apodado “el ángel de la muerte” por sus experimentos con los deportados. “Confía en mí, soy médico”, reza la pegatina.
En tan solo unas semanas, el director del Instituto de Virología del hospital de la Caridad de Berlín se ha convertido en el blanco favorito de los que están en contra de las restricciones decretadas por la pandemia, un movimiento que surgió en abril y que organiza manifestaciones semanales por todo el país.
Su nombre suele aparecer en las protestas junto al de la canciller, Angela Merkel, o el del ministro de Salud, Jens Spahn, cuya dimisión reclaman los manifestantes, un grupo heterogéneo de complotistas, extremistas de derecha y alemanes preocupados por los límites impuestos a las libertades individuales para frenar los contagios.
El especialista, de unos 40 años y con el cabello casi siempre despeinado, está en el centro de los focos desde que en enero diseñó el primer test de diagnóstico simple para la covid–19, que puso a disposición de todo el mundo.
Pódcast
Rápidamente, se convirtió en una de las voces más respetadas del país sobre el tema. Merkel, que también es científica, requirió sus servicios cuando debía decidir si imponer o no medidas de confinamiento.
También se hizo popular por un pódcast que grabó para la radio pública regional NDR, en el que explicaba el nuevo coronavirus y sus riesgos, en un lenguaje muy claro.
Sin embargo, a finales de abril, Drosten reveló al diario británico The Guardian que había sido objeto de amenazas de muerte. El martes 26 de mayo de 2020, anunció que había recibido un paquete con una muestra, supuestamente positiva a la covid–19, con el mensaje: “Bébetelo y te inmunizarás”.
Unas amenazas lo bastante serias como para que el ministro de Interior, Horst Seehofer, haya asegurado que está siguiendo el caso “ muy de cerca y con una estrategia de tolerancia cero”.
A los detractores del científico se sumó esta semana el tabloide Bild, mientras que el resto de la prensa lo elogia como un “explorador de la nación” o, más directamente, como “una estrella”.
“Burdamente falso”
Todo empezó cuando Drosten tuiteó un correo del diario en el que le daban una hora de plazo para reaccionar a las críticas que algunos científicos hicieron sobre uno de sus estudios, que concluye que los niños infectados por el nuevo coronavirus “podrían ser tan contagiosos” como los adultos.
El médico consideró que tenía cosas “mejores que hacer” antes que responder al diario, cuya réplica no se hizo esperar. Esa misma noche, Bild publicó en su página web que el estudio de Drosten era “burdamente falso”, pese a que varios científicos aseguraran que Bild nunca contactó con ellos.
Esta confrontación con el diario, uno de los más potentes de Alemania -a pesar de su incendiaria reputación y de una bajada reciente del número de lectores– suscitó una avalancha de reacciones en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Según Der Spiegel, la ira que ha despertado Drosten se debe a su condición de asesor del gobierno, pues algunos “no ven en él a un científico, sino a un adversario político que debe ser atacado”.
“Todo esto es altamente peligroso […] La atmósfera en el país es tóxica, a niveles preocupantes”, advirtió el semanario.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, el experto ha insistido en que “la ciencia no obedece a ningún mandato político”.
En cualquier caso, Drosten no se ha dejado intimidar por las amenazas y tampoco ha tenido reparos al referirse a los “supuestos expertos” que expanden “cualquier cosa” para alimentar teorías conspirativas.