Un santuario de altura se investiga en el cantón Chunchi

En el cerro hay cuatro puntos de interés arqueológico, los cuales son investigados para tener más información. Foto: cortesía INPC.

La pirámide escalonada más larga del mundo está en Chunchi, un cantón situado al sur de Chimborazo. Está construida en la cima del cerro Puñay, y tiene un área de 440 metros y está a 3 250 metros de altura.
Técnicos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) de la zona 3 investigan los vestigios arqueológicos para determinar la importancia histórica y otros detalles de la cultura Narrio, quienes posiblemente fueron los primeros ocupantes del cerro entre los años 300 antes de Cristo y 800 después de Cristo.
“Después de los recorridos y las primeras investigaciones descubrimos que el cerro tuvo un uso ceremonial. Entre los vestigios, identificamos un camino empedrado con muros de contención y canales de desfogue”, explica Bolívar Galarza, técnico del INPC.
Según él, el camino empredrado fue mantenido con cuidado y conduce únicamente a la cima del cerro, lo que indica que se trata de un camino religioso. “Tenemos interés en protegerlo porque tiene características únicas”, señala.
Al momento, los técnicos trabajan en la elaboración de una cronología absoluta para determinar qué culturas estuvieron allí. Las investigaciones preliminares apuntan a que tras la cultura Narrio, otras culturas llegaron después del periodo de integración que concluyó en 1532 con los Incas.
Para los habitantes del lugar el sitio es un enigma y se cuentan leyendas que se relacionan con la cultura Cañari.
La pirámide, vista desde la altura y en alto relieve, tiene forma de una guacamaya, símbolo sagrado y origen mítico de la cultura cañari, que habitó cerca de esa zona.
“El Puñay para nuestro cantón es un tesoro y un potencial turístico que puede dinamizar nuestra economía”, cuenta César Ortega, guía turístico.
Él cuenta que una de las particularidades del Puñay es que tiene la única pirámide en el mundo construida sobre la cima de una montaña, y además con una forma animal.
El camino está señalizado y tiene varios puntos de interés. Tras una caminata que dura entre tres y cuatro horas, dependiendo del estado físico de los excursionistas, está la cumbre, donde hay un espacio ideal para acampar.
El paisaje que se mira desde ese punto es el atractivo más promocionado. En el trayecto también hay lugares que los yachaks consideran sagrados.
Uno de los puntos más significativos es la piedra de los sacrificios, una roca de gran tamaño ubicada al borde de un abismo de unos 300 metros.
“La gente cuenta que cuando los yachaks sentían que ya habían compartido toda su sabiduría y dado todo de sí venían aquí, hacían un ritual y se lanzaban, para luego convertirse en curiquingues”, dice Ortega.