Los Andes tropicales son zonas más vulnerables

Los estudios realizados en el país muestran la migración de especies en el noroccidente de Pichincha. Fotos: Cortesía Ana Carolina Benitez, Sebastián Crespo, Condesan-Cornell.

Los impactos del cambio climático empiezan a evidenciarse en los Andes Tropicales. La modificación en la distribución de las especies y el cambio en el tamaño de sus poblaciones son algunas de las consecuencias de las alteraciones del clima, que ya están ocurriendo actualmente.
Según estudios locales e internacionales, esta zona es una de las más propensas a sufrir los efectos de los cambios de temperatura. Francisco Cuesta, director del departamento de Biodiversidad del Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina (Condesan), explica que los Andes Tropicales son más sensibles a estos cambios por varias razones.
La primera es que hay una gran cantidad de condiciones climáticas a lo largo de la cordillera, en distancias muy cortas, que hace que sea sensible a la variación climática. Esto quiere decir que se puede bajar 1 000 metros de altitud en menos de 100 kilómetros.
Otro aspecto que hace que esta zona sea vulnerable a los efectos del cambio climático es la gran cantidad de especies endémicas que viven en el área. Estos animales y plantas están adaptados a condiciones climáticas específicas, en territorios determinados.
Cuesta explica que el rango de distribución de estas poblaciones es muy pequeño, por lo que si hay un cambio significativo, podría llevar a su extinción.
Según el estudio ‘Climate Change, Deforestation and the Fate of the Amazon’, publicado en la revista científica Science, la temperatura en los Andes Tropicales se ha incrementado en 0,25 grados centígrados por cada década, en los últimos 40 años.
Los cambios proyectados de temperatura hacia finales del siglo XXI son significativos en todas las altitudes, pero los incrementos son mayores en los 500 metros sobre el nivel del mar (msnm) y sobre los 4 000 msnm.
Cuesta dice que de acuerdo con los modelos usados, las proyecciones para el 2080 muestran que a 500 msnm
el incremento en la temperatura puede llegar a 3,5° C y en altitudes superiores a los 4 000 msnm podría alcanzar los 4,8° C.
La situación puede ser peor si la Amazonía y sus bosques son afectados. Esta zona tiene un papel importante en la absorción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Si se cumple el incremento proyectado al final del siglo, puede ocurrir que, con ese calor y esa sequía, la Amazonía deje de absorber CO2 y, por el contrario, empiece a emitirlo.
En este caso, se convertiría en una fuente de cambio climático, dice el experto. Si la Amazonía colapsa, el aumento de la temperatura podría ser de hasta 8 ° C, ya que se reduciría la remoción de CO2 de la atmósfera a escala mundial.
Actualmente, las especies ya han empezado a responder a los cambios de temperatura que se están dando en los ecosistemas. Un análisis de 54 estudios, que incluye 2 000 especies, muestra que estas han migrado a mayores elevaciones a una velocidad promedio de 11 metros por década.
Estos resultados son evidentes a través del estudio de la composición del bosque con distintas mediciones que se realizan en determinadas áreas por diferentes períodos. Según Cuesta, esto ha revelado que algunas especies de zonas más bajas empiezan a ser más dominantes en territorios más altos, ya que empiezan a buscar sus “óptimos climáticos”.
Una especie que vive a 2 500 msnm deberá subir 400 metros hasta finales de siglo para poder tener las mismas condiciones climáticas a las que estaba acostumbrada. Uno de los principales problemas, explica Cuesta, es que el promedio de migración actual es de 2 metros por año, y lo necesario es que se desplacen nueve metros en ese mismo tiempo.