Juan Lautaro, Cristian Sartori y TGamiana Naranjo, en escena. Foto: Patricio Terán / El Comercio
El extraño espectáculo de las emociones humanas se revela en el ‘Freak Show’. La pieza teatral producida por la compañía Lukoreta se estrena mañana en el escenario del Studio Theater, de la Asociación Humboldt, en Quito.
Artistas de Ecuador y Argentina son parte de esta coproducción que llega a escena como una adaptación de la obra escrita por el argentino Martín Giner, cuyo montaje es el resultado de un año de trabajo.
Carlos Gallegos (Teatro de la Vuelta) y Tamiana Naranjo (Lukoreta) comparten créditos en la dirección de la obra teatral, que hace una aproximación a la idea de lo que es o debería ser el amor desde la comedia, pero también desde el miedo y la tragedia.
Sobre el escenario, Cristian Sartori le da vida a Hans Vursegovick, el extravagante anfitrión de un circo de fenómenos o ‘Freak Show’, que emerge de la penumbra para presentar como una de sus principales atracciones al último descendiente de una familia que sufre de una terrible maldición.
Se trata de Cecilio, interpretado por Juan Lautaro Veneziale, un especialista en insectos condenado a morir de la forma más absurda el día en que encuentre al verdadero amor.
La otra pieza de esta divertida tragedia es Josefina, interpretada por Tamiana Naranjo, una joven que proyecta aires de grandeza en los que oculta sus inseguridades.
Naranjo explica que se encontró con la obra en un escenario de Bariloche, Argentina y tras gestionar los permisos para la adaptación acudió a Gallegos, para trabajar en la dirección y darle a la obra una identidad propia, sin desmarcarse del texto original.
Así se fue moldeando a unos personajes llenos de matices gestuales y emocionales, que sostienen una acción dinámica mientras transitan entre el realismo y la caricatura.
El trabajo gestual y corporal nace de la experiencia como actriz y bailarina de Naranjo, el talento en artes circenses y teatro de Sartori y la competencia y trayectoria en artes escénicas de Veneziale.
Sobre el tablado, la carpa circense queda sugerida a partir de recursos sencillos pero efectivos, que incluso evocan con cierta nostalgia sobre los circos nómadas de antaño. Esa impresión se refuerza con el diseño de iluminación a cargo de Jorge Gutiérrez, que recrea ambientes íntimos, inquietantes o festivos en cada escena.
La música de la obra es un aporte del pianista argentino Claudio Veneziale, mientras que los actores van construyendo el resto de elementos sonoros en la dinámica.
Abstraídos de su entorno, el encuentro de Cecilio y Josefina quedará expuesto como un espectáculo público, que convoca la curiosidad ante la incertidumbre de sus consecuencias. Animados por Vursegovick, que opera como una personificación del destino, el amor tiene un extraño atractivo bajo el ‘Freak Show’.