Imbabura: Cuatro especies crecen en Salinas

Salinas conjuntamente con Ambuquí son las parroquias más secas de Ibarra. Las condiciones ambientales no permiten la condensación de las masas nubosas. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

El espino, muelle, cholán y guarango son las especies que mejor se desarrollan en el suelo seco de Salinas.
La reforestación con esas variedades es una de las actividades del Programa de Conservación de los Recursos Naturales de esta parroquia del cantón Ibarra (Imbabura).
En el poblado habitan 2 004 habitantes, la mayoría afrodescendientes. Está dentro del territorio ancestral Chota-Salinas-La Concepción-Guallupe.
La localidad se ha insertado en el mapa turístico de la capital imbabureña gracias a sus atractivos culturales y a la llegada del tren.
Es imposible incursionar en turismo sin conservar el ambiente, comenta Raúl Maldonado, expresidente de la junta parroquial y mentor del modelo de desarrollo de Salinas.Por eso, el Programa de Conservación abarcó tres líneas de acción: forestación, reforestación y turismo en áreas rurales.
Las primeras prácticas agroforestales se financiaron con donaciones del Impuesto a la Renta y con recursos de la cooperación internacional.
El Proyecto de Desarrollo del Municipio de Ibarra, ya desaparecido, ayudó a la siembra de árboles en linderos, cortinas rompevientos y huertos caseros mixtos.
Estos últimos tuvieron acogida en la comuna de San Luis. En su huerta, Alicia Terán, moradora del sector, sembró dos plantas de limón y una de mandarina. También dos matas de muelle, que ahora sobrepasan el metro y medio.
Algo similar hizo su vecino Rigoberto Benavides que plantó 10 matas de limón, plantas de guarango y de muelle. Estos últimos florecen en el lindero de su propiedad.
Otro de los logros es el denominado pulmón de la parroquia, ubicado detrás de los centros Gastronómico y recreativo Bombódromo Palenque. Es un área de 15 hectáreas.
A la par, se plantaron las cuatro especies nativas en una franja de 50 metros de ancho en las orillas del río Palacara.
En el afluente hay una bocatoma que alimenta a la acequia La Tamaya. De ahí se distribuye un caudal de seis litros por segundo para el agua potable de Salinas. Otra concesión está en Cueva Santa y aporta 2l/s.
Uno de los proyectos pendientes con fines de conservación ambiental y protección de cuencas hídricas incluye la restauración de 106 hectáreas.
Bajo un acuerdo con el Ministerio del Ambiente y la Junta Parroquial se hizo la georeferenciación de las áreas degradadas y se recopiló información de los predios.
La conservación de fuentes de agua es una de las prioridades de la nueva Junta Parroquial de la localidad, señala su titular Eduardo Rojas.
Una de las razones es que Salinas registra bajos niveles de lluvia. En un estudio que hizo la Universidad Técnica del Norte, de Ibarra, se midió la pluviosidad máxima en 400 mm, explica Mario Añasco, docente investigador de la carrera de Ingeniería Forestal.
Sin embargo, en esta parroquia también se desarrollan iniciativas particulares como la implementación de sistemas agrosilvícolas, es decir, se combina cultivos y bosques. Los suelos alcalinos de la parcialidad son buenos para productos como el café.
Una de estas experiencias está ubicada en el sector El Milagro. Añasco explica que en cuatro hectáreas se sembró la variedad caturra rojo, bajo la sombra de árboles de espino.
La iniciativa permitió producir 1 200 kilos por hectárea, sin sombra no superaría los 500.