Esmeraldas pulmón verde en Cumilinche

El bosque se encuentra junto al mar, con una playa privada para turistas. Foto: Marcel Bonilla / El comercio

1 000 árboles de guayacán se conservan muy cerca al mar y es parte de hábitat de muchas especies. Así también se reactivó el turismo y el intercambio de conocimiento con gente de la localidad.
El rumor de las olas se mezcla con el fino sonido de las aves que cuelgan sobre las ramas de los árboles de guayacán en la hacienda Cumilinche, un sitio turístico en el sur de la provincia de Esmeraldas.
Una hilera de frondosos árboles rodea los accesos hacia la playa, donde hay senderos trazados para que los turistas puedan apreciar la naturaleza en todo su esplendor.
Esas plantaciones datan de hace 22 años y fueron sembradas como parte de un proceso de reforestación de la zona, impulsado por la familia Noel Romo, propietarios, con fines de preservar el medioambiente.
Didier Noel es un extranjero que llegó a Esmeraldas hace 20 años y decidió comprar la hacienda para recuperar el medioambiente y promocionar la zona como turística, teniendo como base mostrar los guayacanes de Esmeraldas.
Los 1 000 árboles de guayacán tornan amarillo el ambiente cuando florecen y muestran paisajes espectaculares, como señalaba el escritor de las negritudes Nelson Estupiñán Bass, en su libro ‘Cuando los guayacanes florecían’.
Alberto Lajones, guía ancestral, explica que el guayacán tiene propiedades medicinales. Su cáscara ha sido utilizada en acciones curativas por los ancestros en Esmeraldas.
La hacienda Cumilinche tiene una extensión de 56 hectáreas, de las cuales 50 fueron destinadas a la conservación de especies maderables en peligro de extinción como el guayacán, caoba y ébano.
Por eso, en esta zona se combinan el turismo ecológico y el rescate de lo ancestral con el cultivo de plantas consideradas medicinales, como llantén, paico, menta y hierbaluisa, para aliviar cólicos.
Entre otras especies maderables dentro de la hacienda está el cascol, una de las maderas más duras del mundo. En varios países africanos le llaman el árbol de hierro; alcanzar su madurez le puede tomar 100 años.
Alrededor de la hacienda hay 70 árboles de cascol, sembrados hace 10 años, y tienen una altura de 10 metros. Se hizo con la finalidad de que las futuras generaciones puedan conocer los beneficios este tipo de árboles.
De acuerdo con un inventario, unos 300 árboles de ébano también fueron sembrados hace 15 años junto con 200 árboles de caoba. Las dos especies maderables fueron muy explotadas en la zona para las casas europeas en la Colonia.
Esta hacienda se convierte en un ‘pulmón’ de la zona sur de la provincia de Esmeraldas, ubicada en el área de amortiguamiento de la Reserva Marino-Costera Galera-San Francisco, en Muisne.
El bosque es el hábitat de mamíferos como armadillos, tigrillos, osos hormigueros, guantas, guatusos y cuchuchos. Varias de estas especies pueden verse mientras se camina por los senderos.
Entre las aves se observan y se escucha el canto de las guacharacas, maomao o cambulero (una especie de ave muy vistosa). También existen búhos y reptiles como la nupa.
Este sitio es, además, el área de desove de las tortugas golfinas, que llegan entre julio y noviembre de todos los años. Ellas son monitoreadas por los guardaparques del Ministerio del Ambiente, ubicados a 6 kilómetros de Cumilinche.
En esta zona se produce mucho mate (calabazas), utilizado para la elaboración de mermeladas que ayuda a eliminar los cálculos renales, según la tradición afroecuatoriana.