Malcolm Gladwell, creativo pensador canadiense, busca explicar un hecho que llama la atención: entre los ciudadanos de varios países industrializados del llamado “primer mundo”, los de los Estados Unidos de Norteamérica tienen la tasa más alta de cumplimiento con el pago de sus impuestos y son, al mismo tiempo, los que menos fiscalización sufren y menores penas enfrentan por evasión tributaria. No es, dice Gladwell, la dureza del sistema legal y de los posibles castigos, sino una genuina convicción ciudadana la que subyace esa encomiable cultura tributaria.
'1984', la novela de Georges Orwell escrita en la década de los 40, es uno de aquellos libros impactantes cuya lectura provoca una impresión semejante a la que suscita un aguafuerte de Goya o la Guernica de Picasso.
Cada presidente se expresó con claridad. Las ideas de Rafael Correa y de Barack Obama sobre la prensa quedaron patentes durante la VII Cumbre de las Américas.
La gente obedece fundamentalmente por miedo. En la política, tras el antifaz de las utopías, vestida por las teorías que justifican el poder, está la calculada explotación del miedo y la amenaza de la pena. Desde los tiempos de la Inquisición española, y aun antes, el poder se afirma en el sometimiento basado en el temor y en la psicología de la angustia. Las religiones crearon sofisticados sistemas de servidumbre basados en el pavor a la condena. En la iglesia de La Compañía, en el Quito viejo, entrando a mano derecha está, en forma de cuadro, la síntesis de la filosofía del miedo. Está el sadismo de los tormentos. Está el mundo de los condenados y la severa advertencia al pecador: someterse o enfrentar las penas eternas.
Un tuit cambió la suerte del mexicano David Korenfeld. La foto de este joven alto funcionario, cercano al presidente Enrique Peña Nieto, abordando un helicóptero oficial para viajar con su familia incendió Twitter y el clamor virtual para que renunciara acabó materializándose el jueves.
Un mismo acontecimiento puede ser analizado en distintas formas. Hay infinitas maneras de ver la realidad. Hay quienes tratan de aprehenderla con todos sus colores y tonalidades. Hay otros que la observan con pasión desbordada, interpretándola con una actitud supuestamente objetiva, bajo el prisma deformador de sus particulares intereses. Esta visión maniquea se ha instalado con violencia en nuestra vida política. Existen grupos que se adueñan de la verdad y se autoidentifican con el bien público, las aspiraciones del pueblo, la vocación de servicio, la honestidad y la defensa de las instituciones que manipulan cotidianamente. Sus opositores son la representación del mal, de la traición, del odio y el resentimiento, de la mentira y la arbitrariedad. La acción política, privada de sus innumerables matices, de sus contradicciones, es concebida en blanco y negro. Elemental, falsa y negativamente.
Democratizar las Fuerzas Armadas es la asignatura pendiente de América Latina tras la salida del poder hace 25 años de Augusto Pinochet, lo que marcó el fin de la 'larga noche de las dictaduras' en el Cono Sur, explicó en una entrevista con Efe Santiago Cantón, exsecretario ejecutivo de la CIDH.
El concurso para la renovación total del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) va contrarreloj. El 18 de marzo se cumplirán los cinco años que, de acuerdo con la Constitución, los siete consejeros actuales podían estar en sus cargos. 242 postulantes apuntan a uno de estos puestos.
Hace rato que vivimos la política mediatizada por la televisión. Las noticias locales o mundiales, las cadenas de propaganda, los mismos actos de masas, todo se rige por las leyes y las necesidades de la pantalla. Por ello, los operadores de la política buscan transmitir sus mensajes de la manera más atractiva y más verosímil posible recurriendo alegremente al lenguaje cinematográfico y a las técnicas desarrolladas por la publicidad, que no son inocentes pues convierten a las personas en productos de consumo.
Lo esencial no es ‘cómo se ejerce el poder’, es decir, cuáles son las formas de legalidad aparente y formal de las que está revestida la capacidad de mando. Lo esencial, lo de fondo, es preguntarse ¿por qué se ejerce el poder?, ¿dónde está la explicación y el secreto de su legitimidad, cuál la fuente moral para reinar sobre los ciudadanos?. En otros términos, ¿tienen el Estado y el gobierno ‘derechos’, entendidos como potestades innatas provenientes de su naturaleza, o tienen solamente autorizaciones derivadas del poder originario, que radica en cada persona?
Por primera vez en la historia hay políticos de izquierda que llegan al poder político no a gestionar la crisis sino una larga bonanza. La izquierda antes logró aceptación cuando los contendores se deslegitimaban con un inicio de crisis. Le tocaba gestionar la crisis y responder a las expectativas de distribuir la riqueza y mejorar las condiciones de vida. Distribuyó la riqueza pero no supo manejar la economía o se empantanó en cambiar el sistema a golpe de nacionalizaciones, sin asumir la idea de proceso. Distribuir lo que hay, con cajas fiscales disminuidas, conllevaba inflación de inmediato y pánico en productores y comerciantes, no digamos en exportadores, banqueros y afortunados. La inflación rápidamente suscitaba descontento que era visto como fruto del gran complot de los oponentes, lo que junto a la oposición de los lesionados económicos suscitaba esos contextos para rápidamente quitarle el poder.
En situaciones de incertidumbre, con el propósito de eludir responsabilidades frente al conflicto social, muchas veces se acude al uso del temor para eliminar el espíritu crítico del colectivo social, modificar sus percepciones e infundir juicios de valor acordes a los intereses de quienes ejercen el poder en un virtual sometimiento político, al que se acompaña de drásticas medidas de control.
Existen las víctimas de la violencia, ellas sí verdaderas víctimas. Pero se están multiplicando quienes se consideran víctimas de persecución política, porque después de cometer alguna embarrada la autoridad les cae encima para pedirles cuentas, si es que se las pide. Estos son los personajes que a menudo le salen al país con el cuento de que son víctimas de la persecución del Gobierno, de la justicia. Y no faltan los que al ser detenidos por manejar borrachos también se declaren víctimas y envalentonados le digan al policía: “¿Acaso no sabe quién soy?”.
Si algo expresa magistralmente el genio y la figura de los poderosos; si algo cuestiona desde la broma; si algo zahiere desde el humor; si algo sintetiza a personajes y dramas en la instantánea verdad de la carcajada, es la caricatura. Más que los textos, más que los discursos, la caricatura encapsula un tema, plantea un punto de vista y, a la vez, sugiere una sonrisa. Porque hay derecho a sonreír.
El presidente venezolano Nicolás Maduro reiteró este miércoles, 7 de enero del 2015, que Venezuela no es “un país quebrado”, tras el encuentro que sostuvo en Pekín con su homólogo chino Xi Jinping.
Miguel Mena Ayala Los antiguos romanos después de años de conquistas y expansiones de su imperio conformado por hombres poderosos reunidos en un senado, crearon como método para dominar al pueblo asignarles pan (alimentos gratuitos) y circo (fiesta, música, matanzas, recreaciones teatrales de conquistas pasadas, luchas entre gladiadores, etc.). Con esta forma de gobierno el pueblo se mantenía contento, conforme y no se preocupaba de asuntos de interés general del imperio, simplemente se dedicaba a dar rienda suelta a sus bajas pasiones y satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia, mientras quienes los gobernaban disfrutaban de la riqueza y los grandes privilegios del poder. Hoy se aplica el mismo método y el pueblo no se da ni cuenta.
La calidad de una democracia se mide no sólo por su forma de elegir –o reelegir– a los gobernantes, sino también por la manera como los remueve de su puesto. Es que elegir –o reelegir– a un candidato en votaciones libres no basta para calificar de democrático a un sistema político porque puede ocurrir que, una vez posesionado, el gobernante se apodere de todas las instancias del Estado y se haga dictador.
Diputado europeo atípico, de larga melena recogida en una cola de caballo, Pablo Iglesias, 36 años, el líder de Podemos ha conseguido dar un partido a los “indignados” españoles y provocar un electrochoque en la clase política tradicional. “Hay que acabar con todos los privilegios de los políticos. Es obsceno que los que nos recortan vivan a todo tren ” , repite sin cesar este carismático orador, que el sábado (15 de noviembre) fue confirmado al frente de Podemos con 88,67% de los votos de mas de 100 000 militantes. “La sonrisa esta empezando a cambiar de bando” , dijo entusiasta ante centenares de miembros reunidos en un teatro el sábado. “Cuando os insulten, cuando mientan, cuando griten, cuando difamen, sonrían porque vamos a ganar” , prometió el carismático profesor universitario. En un contexto de fuerte crisis económica y continuos escándalos de corrupción, su partido parece ser el único que ha conseguido canalizar el malestar ciudadano mostrado por el movimiento de los "indignad
Un estudio reveló que entre el 60 y el 70% de las mujeres de Estados Unidos, Reino Unido y China se consideran satisfechas con su vida sexual pero prefieren una noche de sueño reparador antes que una noche de buen sexo.
Estar diez años consecutivos en el poder no es algo sencillo en la política ecuatoriana. Y Alianza País lo logrará en el 2017 y podría prolongarse por más tiempo. Con la discusión sobre las enmiendas en la mesa política de los ecuatorianos, la reelección indefinida podría lograr algo insólito.