Por primera vez en la historia hay políticos de izquierda que llegan al poder político no a gestionar la crisis sino una larga bonanza. La izquierda antes logró aceptación cuando los contendores se deslegitimaban con un inicio de crisis. Le tocaba gestionar la crisis y responder a las expectativas de distribuir la riqueza y mejorar las condiciones de vida. Distribuyó la riqueza pero no supo manejar la economía o se empantanó en cambiar el sistema a golpe de nacionalizaciones, sin asumir la idea de proceso. Distribuir lo que hay, con cajas fiscales disminuidas, conllevaba inflación de inmediato y pánico en productores y comerciantes, no digamos en exportadores, banqueros y afortunados. La inflación rápidamente suscitaba descontento que era visto como fruto del gran complot de los oponentes, lo que junto a la oposición de los lesionados económicos suscitaba esos contextos para rápidamente quitarle el poder.
Ahora, esta fatalidad no existió, sobre todo porque llegó al poder en época de bonanza y por eso dispuso de autonomía política (para hacer y deshacer) excepcional y por el permisivo contexto internacional.
¿Qué han hecho las izquierdas andinas en el poder? El proyecto predominante ha sido el de distribuir la riqueza, compensar así la desigualdad social y la pobreza. Por lo demás, el cambio de los Socialismos del XXI es no tener proyecto, se lo haría al andar; se define más en rechazo a algo. ¿Cómo hacer acción política sin proyecto? Es posible, se imponen las fuerzas del momento o lo que en realidad los políticos en el poder tienen en sus adentros. Ecuador, por ejemplo, tiene por meta su modernización, esa puesta al día de los cambios técnicos en los servicios (salud, transporte, comunicación…). Se lo puede hacer de mil maneras, en Ecuador predomina una visión a la EE.UU., por la cual los medios a gastar no cuentan, se importa lo que hay sin innovación propia. Es la modernización de clase media que con ello se siente del primer mundo. Modernización que ha hecho menos en la producción. Le tomó 6 o 7 años, para definir algo cercano a lo de Sur Corea. Antes, crear un sistema económico diferente fue la primera preocupación de izquierda, pues así se cambiaba la estructura social.
Ecuador ahora ha puesto énfasis en todo regular y formalizar, piensa que la sociedad cambia por leyes, y refuerza una gestión tecnocrática, junto con un poderoso sistema de propaganda y control de la sociedad, que la despolitiza y la vuelve conservadora. Predomina un proyecto caudillista con lo cual sus aceptación está atada a él, que incrementa una costosa distribución del nuevo rico, “papaNoel”. Ahora lo vemos bien, no solo que tiene límites sino que no es viable, no es sustentable.
Sería la oportunidad, en cambio, para otras izquierdas de aterrizar y pensar en la sociedad para cambiar con innovación y austeridad.
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