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Hace un año tomaba vino en las orillas del Sena con el escritor irlandés David Barnes. Me preguntó qué es para mí la "buena escritura". Es aquella que genera una nueva idea. Poco importan las formas. Esa idea puede ser una nueva emoción no descrita, una nueva teoría estética, una nueva metáfora, una nueva perspectiva para ver el mundo; la genialidad reside en aportar un nuevo elemento al mundo de las ideas.
Pocas veces se ha visto que un país sufra un cúmulo tan frecuente de noticias amargas y una espiral negativa tan violenta. Las últimas semanas de España han sido negras y el tiempo no promete amainar.
Todo un género de chistes en nuestro país pueden venir del carácter de “Excelencia” que tanto predica nuestro Presidente y del que se laurea. Desgraciadamente la última broma no tiene como protagonista un niño imaginario sino su contrario, un Ministro real. “Último” porque no es el primer chasco: “Érase una vez un país tan excelente, pero tan excelente que a un futbolista, pocos meses después de que abierta y públicamente emita los insultos más vulgares contra un árbitro, lo nombraron Ministro de Deporte”.
Ayer, el Secretario General de la ONU emitió un comunicado lamentando la muerte de un funcionario público francés. La noticia se reportó en los periódicos de todo el mundo y en las portadas en Francia. No se trataba de un ministro o viceministro, ni estaba encargado del gobierno de una gran región; sencillamente era el Director de un centro educativo superior.
Talvez ustedes tendrán una postura parecida a la mía. En mis relaciones personales, si alguien que no es cercano me llama “Juanito”, me molestaría enormemente. Avisaría a esa persona que no tiene un vínculo conmigo que le permita llamarme así. Y, si a pesar de la advertencia, persistiese en llamarme con un diminutivo, frenaría la interacción con ese individuo.
El precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos, Rick Santorum, atacó el deseo de Obama de que todos fuesen a la Universidad. En Ecuador, Gutiérrez, el gran patriota, demanda al Estado por 400 millones. Pero no hay que escandalizarse, los 400 millones son ‘simbólicos’, porque lo que busca con los procesos es que se demuestren los abusos cometidos por las autoridades judiciales y electorales en su contra. Algo parecido a cuando Sarkozy demandó a Ryanair por 1 euro simbólico para demostrar con la condena judicial el error de la compañía; solo que un dólar no le pareció suficiente a Gutiérrez así que demanda por una cantidad un poquito más simbólica. En Europa, es una semana decisiva para que los tenedores de deuda griega acepten una reducción del valor de sus bonos, condición necesaria para que los helenos reciban el último rescate. En Rusia, Putin vuelve al poder, y con tanto ruido en el mundo es difícil decidir cuál actualidad es la más relevante para escribir.
Disculpen que este editorial no se sume a los millares de voces que abuchean el último golazo de Correa. Como ecuatoriano ese debía haber sido mi deber. Pero, con los males que sacuden la realidad nacional nuestra atención se aleja de otros sucesos que aunque sean más lejanos y menos propios son aún más graves.
‘¿Qué tal que nos demos cuenta que el terrorismo es una consecuencia predecible de nuestra intervención en la vida de los otros y no del hecho de que seamos libres y prósperos? ¿Qué tal que realicemos que el mantener e impulsar regímenes represivos en el Oriente Medio resulta ser peligroso tanto para los EE.UU. como para Israel? ¿Qué tal que nos demos cuenta que el gasto militar siempre es económicamente contraproducente?”.
El régimen de Irán se habrá preguntado, “¿ahora quién será tan desorientado como para que le saquemos un apoyo a nuestra causa nuclear?”. Respuesta: hagamos una gira por América Latina, pasando por Venezuela y Ecuador; sin duda Chorrea nos secundará.
Acepto que el título del artículo puede parecer una manipulación de lenguaje; lo es. Sin embargo, no es tan descabellada como aparenta, puesto que ella es una consecuencia lógica de otra manipulación previa, mucho más sensacionalista y demagógica. Es esta primera distorsión la que posibilita que lleguemos, racionalmente, a conclusiones tan impresionantes como las del título. Así que si no les place los encabezamientos alborotadores, no me lo reprochen, más bien dirijan sus quejas contra el primer responsable.
Así como se utiliza el acrónimo Brics (Brasil, Rusia, India, China y compañía) para identificar los países con enorme potencial económico, la última novedad es utilizar el acrónimo PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) para referirse a los países que están al borde de causar una nueva crisis internacional.
Podríamos ser simplistas y no sorprendernos ante la manifestación de los jóvenes en Madrid; claro, no es misterioso que en un país donde el desempleo joven sobrepasa el 40% la juventud se rebele. Pero un editorial de esta semana de The Economist se pregunta ¿porqué no se dio la revuelta antes?