Mi ‘babushka’

El precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos, Rick Santorum, atacó el deseo de Obama de que todos fuesen a la Universidad. En Ecuador, Gutiérrez, el gran patriota, demanda al Estado por 400 millones. Pero no hay que escandalizarse, los 400 millones son ‘simbólicos’, porque lo que busca con los procesos es que se demuestren los abusos cometidos por las autoridades judiciales y electorales en su contra. Algo parecido a cuando Sarkozy demandó a Ryanair por 1 euro simbólico para demostrar con la condena judicial el error de la compañía; solo que un dólar no le pareció suficiente a Gutiérrez así que demanda por una cantidad un poquito más simbólica. En Europa, es una semana decisiva para que los tenedores de deuda griega acepten una reducción del valor de sus bonos, condición necesaria para que los helenos reciban el último rescate. En Rusia, Putin vuelve al poder, y con tanto ruido en el mundo es difícil decidir cuál actualidad es la más relevante para escribir.

Cuando empecé a aprender ruso, la palabra ‘babushka’ se me grabó fácilmente. ‘Babushka’ me sonaba a algo apachurrable, dulce, y adorable; adecuadamente, esa palabra quiere decir abuela. Yo tengo la suerte de tenerla viva y ella es, sin duda alguna, una de las actualidades más relevantes de mi mundo.

Afortunadamente los adjetivos dulce, adorable, y apachurrable son más significativos que los que describen las noticias políticas. Desgraciadamente, rara vez nos acordamos de la importancia jerárquica de los adjetivos. Pero claramente mi ‘babushka’ es más importante que Rick Santorum, Gutiérrez (no quiero ni pensar en comparar la adorabilidad de ella con la del ex autócrata), Sarkozy, Putin y la deuda griega.

Y cuando todo va mal; cuando toda la actualidad apunta a que el mundo que mi generación hereda está hecho trizas, acordarme que esa mujer me extraña me llena más que la noticia de un progreso político. Pero tengo la mala costumbre de no recurrir frecuentemente a ese tipo de pensamientos cuando necesito reconfortarme, es un aspecto que debo mejorar. El mundo se podrá estar hundiendo, Gutiérrez puede ganar sus juicios y lanzarse a la Presidencia; no importa, en Quito hay una mujer única de 88 años que piensa en mí constantemente. En efecto esas ideas pueden movilizar mis energías de manera más significativa que la que genera la indignación de seguir la actualidad.

Mi ‘babushka’ es vanidosa y guapa. Tiene una lucidez que le permitió destrozarme la última vez que jugué con ella 40. Tiene la sabiduría de los años pero el espíritu joven. Es novelera y simpática. Y yo sé que jamás comeré una fanesca como la de ella, así como sé que no conoceré otra persona igual. Ayer, fue el Día Internacional de la Mujer y mi ‘babuschka’ estuvo en mi corazón todo el día, como siempre, para siempre.

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