Así como se utiliza el acrónimo Brics (Brasil, Rusia, India, China y compañía) para identificar los países con enorme potencial económico, la última novedad es utilizar el acrónimo PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) para referirse a los países que están al borde de causar una nueva crisis internacional.
Estos países gastaron mucho más que lo que sus ingresos permitían y contrajeron deudas que ahora se les hace difícil pagar. El derroche público y sobreendeudamiento está lejos de ser una primicia histórica pero el caso de los PIGS es particular. Debido a su contexto dentro de la Zona Euro y la difusión de su deuda entre la banca internacional, si uno de ellos no paga (hace default, en argot financiero) se generaría un efecto dominó demoníaco y mundial. El default de una de estas economías se compara con la bancarrota del banco Lehman Brothers, la chispa que inició la crisis bursátil; ergo estos países a pesar de no ser enormes economías se volvieron ‘too big to fail’.
Organizaciones internacionales, los poderes regionales europeos, los bancos, el gobierno local, todos se han movilizado para impedir la quiebra de un PIGS; actualmente la atención se centra en Grecia. Que los helenos privaticen sus empresas estatales, que se recorte al máximo el gasto público, que se aumenten los impuestos, que se contraiga otra deuda con países europeos, innúmeras opciones se barajan.
Sin embargo, esta semana se dieron manifestaciones de griegos que rechazan todas las propuestas. “¿Entonces qué quieren?”, se preguntó a uno de los portavoces. “Pues nosotros planeamos una acción similar a la que hizo Ecuador”.
Es decir que se declaren ilegítimas o ilegales las obligaciones contraídas anteriormente y por consiguiente no pagarlas, o pagarlas a medias a acreedores tan asustados que aceptarían cualquier cosa.
Claro, el electorado griego ya está enormemente afectado por el efecto principal del gasto público. Se volvió adicto al bienestar que este le ha dado, no quiere soltar la mamadera de las arcas fiscales y le duelen las privatizaciones que podrían secar su pote de miel.
Puede parecer bonito que nuestro país sea un modelo a seguir en términos de coraje para tomar acciones radicales. Pero de todas las medidas contempladas por Grecia y las autoridades internacionales, el impago es aquella descartada por antiética, y negligente respecto a su impacto externo.
Es innegable que la estrategia correísta nos zafó de encima un enorme peso de deuda. Pero no quiero que mi país se vuelva un referente de valentía a la hora de olvidarse de sus compromisos, ni el ejemplo a seguir para un manifestante junky de prestaciones públicas, que reclama el camino más fácil. Preferiría que el Ecuador fuese el referente de las organizaciones internaciones y del mundo financiero.