Ricardo Patiño anunció una “resistencia combativa” contra el Gobierno y lanzó furibundas amenazas de guerra: “tenemos que tomarnos las instituciones públicas, tenemos que cerrar los caminos”, exclamó en un discurso de barricada durante una convención de su grupo político. Al mismo tiempo, instó a sus militantes “a quemar las llantas que sean necesarias para demostrar que la lucha del pueblo está encendida” y a emprender una acción de fuerza el 7 de noviembre en la Corte Nacional de Justicia, cuando una jueza deberá decidir si se llama a juicio a Correa por el secuestro de Balda, y a actuar también para que Jorge Glas “por lo menos” sea devuelto a la Cárcel 4 en Quito porque el penal de Latacunga ya no es el centro de rehabilitación de cinco estrellas que construyó el anterior Gobierno, sino un denigrante lugar de castigo…
Entre los escándalos por la desaforada corrupción durante la década correísta, las noticias de otra índole pasan inadvertidas. Una de ellas publicada en este Diario me impactó: 9 200 valiosísimos libros se conservan por obra de un precario artilugio en la Biblioteca Nacional. A falta de un moderno sistema de climatización, se recurre a un método casero para mantener ese tesoro bibliográfico: a ventiladores, cuando el calor excede ciertos límites; y a baldes de agua para generar humedad, si la sequedad amenaza la preservación de los libros.
La presidenta de la Asamblea Nacional, Elizabeth Cabezas, remitió una carta a este Diario a propósito de mi columna “¿La Asamblea de agache?” En su carta comparte algunas reflexiones. La primera, muy significativa, reconoce “la necesidad de reinstitucionalizar la Asamblea y recuperar su independencia”. Retomar esa característica esencial que se había perdido es un encomiable objetivo, como la exigencia de una nueva institucionalización.
Restan pocos días para que el expresidente Correa se quede sin la escolta de seguridad que, antes de dejar la presidencia, él mismo se encargó de autorizar por decreto del 3 mayo del año pasado. El mandatario dispuso “proporcionar de ser necesario protección y seguridad a los ex Presidentes y ex Vicepresidentes de la República, a sus cónyuges e hijos, por periodos de: un año y seis meses respectivamente, los plazos se podrán acortar o extender sobre la base del informe de riesgos que obligatoriamente se elaborará para el efecto”.
Dos hechos causaron un impactante sacudón la semana pasada: el de los dos adolescentes que cayeron desde 300 metros de altura cuando un avión despegó desde Guayaquil con destino a Nueva York; y el audio que difundió el fiscal del Estado, Carlos Baca, con las conversaciones entre el presidente de la Asamblea, José Serrano, y el excontralor Carlos Pólit. Dolorosa tragedia, el primer hecho. Indignante y vergonzosa muestra de degradación ética y política, el segundo.
Sus voces han sido de las más innovadoras y determinantes para la sociedad ecuatoriana, pero las menos valoradas y reconocidas. La participación de la mujer en las organizaciones sociales, su lucha por los derechos y las reivindicaciones de género marcan verdaderos hitos en la historia social del último medio siglo.
Quito fue escenario de la Feria Internacional del Libro la última semana. Resulta, pues, oportuno traer a esta columna uno de entre los libros que brillaron en ella y que llegó pocas semanas antes a las librerías del país.
Cuántas veces se escuchó al ex presidente Correa tratar de mediocres y corruptos a medios y periodistas no alineados con su Gobierno. Los calificativos fueron esgrimidos contra grupos críticos, organizaciones indígenas, dirigentes sociales y gremiales. Al terminar la década correísta, cuando se empiezan a traslucir algunos hechos que permanecían disimulados por la propaganda gubernamental y la torrencial demagogia de quienes buscaron hacer creer que el país comenzaba con ellos, los ciudadanos inferirán a quiénes calza como anillo al dedo la pareja de calificativos.
Víctor y Marcela se miran fijamente parados junto a la cuna del hijo que está por venir. De pronto, él siente una extraña sensación y al bajar la mirada descubre que un líquido viscoso emana de su pecho.
Colombia recibió este 14 de enero de 2016 su primera nominación a un Oscar, en la categoría de filmes de habla no inglesa. La película 'El abrazo de la serpiente' compite con otras cuatro obras procedentes de Francia, Hungría, Jordania y Dinamarca para llevarse el premio mayor.
Diego Araujo, director de cine quiteño, trabajó 3 meses en un mercado turístico de Bergen, Noruega. Vendía diferentes mariscos a muchos turistas que iban a este sitio. Aprendió a decir: ¿Quieres probar camarón? y todo tipo de mariscos en japonés, francés, griego, italiano, entre otros idiomas. Sus estudios universitarios le llevaron a este país nórdico.
El crítico literario y periodista Diego Araujo Sánchez acaba de ser incorporado el jueves 12 de febrero del 2015 a la Academia de la Lengua Ecuatoriana (AEL) como miembro correspondiente.
Columnista invitado El 11 de septiembre de 2001 murieron por el ataque terrorista contra las Torres Gemelas 2 823 personas. Entre 2011 y 2013 los muertos por accidentes de tránsito en el Ecuador sumaron más del doble de ese número: 6 568, según las cifras de los Anuarios de Estadísticas del Transporte del INEC. Y ese número podría ser mucho más alto: al menos lo es para Justicia Vial y Covial que, a partir de la recopilación de los datos de coberturas del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), exhiben el escalofriante promedio de 13 muertos por día . El Ecuador tiene el segundo mayor índice de mortalidad por accidentes de tránsito entre los países de América del Sur: 27 por cada 100 000 habitantes, casi cinco puntos sobre el promedio regional, de acuerdo con el Informe Mundial de la OMS sobre seguridad en las vías .