Lo único que guardó Ysbel Laverde en su maleta cuando decidió migrar de Venezuela fue su guitarra y sus trajes de clown.
Los artistas de nueve colectivos de artes escénicas han asumido el desafío de convertir sus obras de clown en piezas de video-teatro, para participar en la séptima edición del Festival de Clown.
Un grupo de clowns y voluntarios de la Fundación Cecilia Rivadeneira llevaron saxofón, bombos, pinos para hacer malabares y cintas para bailar. Gritaron para llamar a los vecinos e invitarles a ver un corto show en el que hicieron bromas, trucos y bailaron. Se trataba de un homenaje para los niños de todas las edades: "de 0 a 100 años".
El silencio habitual en este tiempo de confinamiento se rompió la tarde de este jueves 14 de mayo del 2020, en barrios como La Tola, La Floresta y La Vicentina.
Dos personajes están en una banca y empiezan a dialogar y a hacer un juego perverso de poderes.
Decenas de globos largos transformados en sombreros y animales llenaron de color el espacio para actividades lúdicas que se adecuó en el albergue de Tohalli, ubicado en el sector de Jocay, en la costera localidad de Manta.
Durante todo el año, las funciones de teatro, de títeres, clown y magia ofrecen entretenimiento y alegría a los más pequeños, pero en julio y agosto pueden disfrutar mucho más de las opciones que ofrecen varios espacios teatrales.
Genio e ingenio se requieren para que el clown no resulte únicamente una suma de acciones cómicas sino que, a la postre, también sea un arte a través del cual se reflexione sobre el proceder humano. Y Mínimo (Kike Mediavilla) y Chalata (Sofía Zapata) cumplen este cometido con creces. Ambos personajes estarán hasta el 26 de enero, de jueves a domingo, en el escenario del Teatro Malayerba para dar rienda suelta a su imaginación en la obra 'Fuga en la Zona Roja', del colectivo teatral ecuatoriano-español El Gran Ticlop.
No es usual, al menos no desde el estereotipo, que un espectador aspire a salir de una función de clowns feliz y con lágrimas que piden derramarse. Pero lo cierto es que hay clowns que nos arrebatan en medio de tanta ternura. Es el caso del argentino Marcelo Katz, quien con ‘Top top top’ nos conduce por sus recuerdos por arte de un mecanismo que logra que se mire al pasado con ilusión. El resultado es que el público suspira y sale con esa combinación de alegría y nostalgia.