Se supone que debe ser así: La voz del pueblo es como que sea la voz de Dios. Eso requeriría una democracia no distorsionada y electores realmente informados. En los sufragios del 24 de marzo del 2019, desde el entorno en que se convocaron, hasta en su realización, vivimos experiencias contrarias.
Se anunció como un avance democrático que el Estado, desde su Presupuesto, establezca el fondo para las campañas electorales de las diversas fuerzas políticas. Aquello ha llevado a una impresionante multiplicación de candidatos, para todas las dignidades. 17 candidatos para Alcalde de Quito, Alcalde de Guayaquil y Prefecto de Pichincha, en cada caso; y, 18 candidatos, para Prefecto de Guayas. El hecho se repite en todas las provincias y los cantones, respecto de las diversas dignidades. Más de ochenta mil candidatos.
También 43 candidatos a consejeros del Consejo de Participación (Cpccs), para que se elijan 7.
Aquello produjo la fragmentación. Pocos son los triunfadores en las elecciones de alcaldes y prefectos que superan el 30% de votos – Cynthia Viteri, para la Alcaldía de Guayaquil, estaría en el 52.78% –
En el caso del Cpccs, fue una locura. Hubo la promoción del voto nulo, por el cuestionamiento a su existencia y sus competencias que facilitaron autoritarismo, encubrimiento de la corrupción y abuso de poder en el tiempo del correato. Éste promovió una lista de 7, frente a la dispersión en los otros 36 candidatos. Se produjo la multiplicación de pollas, reclamadas por miles de votantes.
Hubo quienes sólo aspiraron a ser conocidos sin asumir costos, porque los recursos salían del Estado, o sea, todos los ciudadanos financiamos sus vanidades. Y no faltan acusaciones más graves. Siendo que cada candidatura escogía los medios en que debía aparecer la publicidad, podría haber habido los que recibían “bonificaciones” de algunos medios, por las asignaciones a su favor.
Los de mayores recursos, de otras fuentes, declaradas o no, gastaron lo que quisieron. Algunas promociones fueron llevadas con seriedad, otras fueron de multiplicación de expresiones demagógicas y de sandeces.
Muchos candidatos abusaron del Twitter, del Facebook y del Whatsapp. Mentiras, distorsiones, agravios y otras infracciones se multiplicaron. La última semana de campaña, los del correato – listas 5, se tomaron la imagen y la voz del ex Presidente Jaime Roldós Aguilera, para un montaje de acusación de traidor al Presidente Moreno, como que a él estaban direccionadas sus frases.
Los votantes si castigaron a las argollas – garrapatas – en varias jurisdicciones. La mayoría de las encuestas fallaron, porque se pensó que los indecisos se juntarían a los más opcionados y resultó lo contrario. Ya hay elegidos, que todos actúen con ética y patriotismo.
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