¿Con la nueva tabla, los ecuatorianos dejaremos de ingerir licor?
El Registro Oficial publica una Resolución del Servicio de Rentas Internas, anunciando la sustitución de la tabla de precios referenciales para el cálculo de la base imponible del Impuesto a los Consumos Especiales (ICE), de bebidas alcohólicas importadas. Ocupa 39 páginas, con la lista detallada de aguardientes, brandys, varias bebidas alcohólicas, ron, vodka, whisky; y, en particular, vinos. La Resolución incluye aproximadamente 1824 ítems; y en este gran conjunto se destacan los vinos, 1187. Todas las marcas imaginables, calidades y precios aparecen en esta tabla.
Es interesante conocer que desde los modestos aguardientes importados, con precio referencial entre 8,77 y un máximo de 12,63, hay otros licores que –con seguridad- ni los más afortunados los consumirán. Por ejemplo: una botella de brandy Remy Martin Luis XVIII tiene precio referencial de 2 854,93 dólares. Se tornará difícil incluso para ellos ofrecer un tequila cuyo precio lo estiman en 424,74 dólares. El ron todavía será accesible, pues un Bacardí añejo, lo estiman en 10,97, pero los hay de 7,24 y 7,20 por botella. Antaño, la elegancia consistía en ofrecer whisky, pero hoy quien quiera darse el lujo de ofrecer un whisky Buchanas Red Seal, debe tener en cuenta que su precio referencial es de 172,77 dólares.
Es fascinante la lista de 1 187 vinos de las más diversas marcas y clases, entre los que aparecen los tipos cavernet, merlot, carmenere, pinot noir; blancos, tintos, rosados, etc., pero aún en ese sector quien desee impresionar a sus invitados con marcas excepcionales, tendría que ofrecer un Dom Perignon Vintage (¿) con un precio referencial de 314 dólares; o un menos conocido, pero de lujo, como el Perrier Jouet Belle Epoque Cuvee (¿), de un costo referencial de 297,58 dólares la botella.
Estos precios referenciales no incluyen los impuestos de IVA e ICE. Si a estos se agregan costos de comercialización, los ecuatorianos tendremos que poner los ojos en las bebidas ecuatorianas, que son buenas; algunas, de excelente calidad como los rones de Cuenca y los vinos producidos en Carchi y Pichincha. Y si tampoco la economía alcanza para ello, tendremos que ingerir aguardiente de caña cuidando que no le hayan agregado metanol, pues hay 34 muertos por esa bazofia. El panorama se torna más oscuro, si consideramos que los jóvenes están empezando a ingerir licor desde los 12 años de edad; y como no disponen de dinero suficiente, a lo mejor consumirían bebidas baratísimas y mortales. Los ebrios que conducen vehículos continuarán muriendo y matando, ante la imposibilidad de prevenir su irresponsabilidad, control y merecida sanción legal.
¿Dejaremos de consumir licor? Al parecer, no. La humanidad lo ha consumido desde tiempos inmemoriales.