No se puede transformar en verdad una mentira, por más que se trate de imponerla reiteradamente. Abraham Lincoln decía: “Se puede engañar a todos por poco tiempo, se puede engañar a algunos por todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Estas opiniones filosóficas perdieron vigencia y fueron distorsionadas por el elocuente y convencedor evangelista del nazismo, Joseph Goebbels, “el creador de la propaganda moderna”. Él, figura clave del régimen de Hitler, popularizó la muy conocida expresión “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
En el Ecuador venimos contemplando sucesos de diversa naturaleza. ¿Ha brillado la verdad, se ha criticado con mentira? Analicé el Ideario de Goebbels y los 11 principios de propaganda:
De simplificación y del enemigo único. Individualizar al adversario en un único enemigo.
Método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo.
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente”.
Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa.
Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión. La propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad”.
¿Encontró, Ud. amigo, la respuesta?