Las turbulencias siguen en Tame
Era octubre del 2014 cuando la aerolínea estatal Tame empezó a volar desde Quito hacia Fort Lauderdale, en la Florida, EE.UU. El vuelo inaugural estuvo marcado por el entusiasmo. Autoridades de gobierno, invitados especiales y músicos fueron en el vuelo inaugural.
La apertura de esta ruta era parte del plan de internacionalización que Tame impulsaba en esos años, de bonanza petrolera y un elevado gasto público. Ese programa de expansión incluía rutas a Perú, Colombia, Venezuela, Argentina y otros destinos.
En el viaje a Fort Lauderdale la alegría era evidente entre los directivos de Tame y las autoridades de gobierno. Pero duró poco.
En febrero del 2016 la aerolínea de bandera ecuatoriana anunció que cerraba la ruta Quito-Fort Lauderdale. Además sus autoridades reconocieron que había un déficit -entre 2014 y 2015- de USD 58 millones.
Desde entonces la empresa pública atraviesa algo mucho más grande que una turbulencia financiera y administrativa. La cifra más reciente dice que en el 2016 Tame perdió USD 28 millones.
Cambios de gerente, cifras en rojo, aviones que no están operativos, rutas cerradas dentro y fuera del país, vuelos cancelados, la búsqueda de un socio estratégico que no termina, entre otros, son parte de los contratiempos que atraviesa la aerolínea.
Dos de los anuncios más recientes fueron que Tame requiere de USD 25 millones para la reparación de aeronaves y que se reducirá la nómina de 1 400 empleados.
Para esta empresa pública han sido años muy complicados, de malas administraciones y peores decisiones.
Ahora el gobierno intenta salvar a la aerolínea. Una de las acciones más recientes ha sido reclutar a un ejecutivo español con trayectoria en el complicado negocio de la aviación para que aporte con ideas desde el Ministerio de Turismo. También se habla de recuperar la flota y de recibir inyección de capital, aunque no se den mayores detalles. El tiempo pasa y la turbulencia continúa.