El Gobierno cree que hay dos caminos para bajar las tasas de interés y facilitar el crédito: voluntad de las entidades del sistema financiero -bancos y cooperativas- o una regulación por parte de la autoridad competente.
En realidad, la voluntad del sistema financiero no es suficiente. Se necesitan normas claras por parte de la Junta de Regulación Financiera y Monetaria. De hecho, este organismo recibirá este mes una propuesta del Banco Central sobre este tema.
El actual sistema de fijación de tasas de interés es obsoleto y poco transparente. Los segmentos de tasas máximas han proliferado desde el 2007 y los tipos de interés se han mantenido fijos en épocas de bonanza y de crisis, producto de una metodología que no responde a la realidad de los ciclos económicos y que, además, nadie conoce.
Para el presente mes, los 12 segmentos de tasas de interés (hasta el año pasado eran 24) oscilan entre 4,99 y 28,5%, valores que no han cambiado desde hace varios años.
Este sistema de tasas de interés está por cambiar y las autoridades del nuevo gobierno tienen experiencia en esta materia. El Presidente de la República viene de la banca privada y su Ministro de la Producción presidió la Asobanca por cinco años. El titular de Finanzas también ha seguido la evolución del sistema financiero.
Lo anterior augura un diálogo entre conocidos, quienes conocen cómo se forman las tasas de interés y, por tanto, pueden llegar a acuerdos con rapidez.
En medio de este diálogo también estará presente la posición de grupos indígenas y campesinos, quienes piden un alivio a sus deudas con bancos y cooperativas. Esta demanda también puede convocar a las personas que perdieron el empleo o han visto reducir sus salarios por la crisis.
Por eso, el Régimen pondrá especial atención en la reducción de tasas y la ampliación de plazos para los créditos de consumo y microcréditos. El primero tiene actualmente un tope de 17,3%, mientras que los techos para el microcrédito oscilan entre 23 y 28%.
La reactivación de la economía tiene varios componentes y uno de ellos es el consumo. Si la gente demanda más, la producción de las empresas subirá y se puede generar nuevas plazas de empleo.
Ahora, para consumir se necesita que la gente tenga dinero en el bolsillo, es decir, que cuente con un empleo, lo que dependerá del plan de vacunación. Pero también ayudará que el costo del crédito baje, no solo para consumir sino también para producir.
El actual sistema de tasas de interés para microcrédito ha dejado fuera a miles de personas, ya que la tasa no cubre los costos por prestar a los clientes más riesgosos, es decir, aquellos sin historial crediticio o que piden créditos muy bajos.
Si bien el nuevo sistema de tasas de interés está por definirse, los representantes del sistema financiero saben que el escenario actual es favorable para dinamizar el crédito. Hasta el 11 de abril pasado, la gente prefirió ahorrar por temor al resultado electoral. Ahora está más dispuesta a consumir.