Todos los ecuatorianos estaremos de acuerdo que los subsidios solo se deben dar a las personas que realmente los necesitan. Y no a las empresas que son ineficientes o simulan productividad a base de subsidios del Estado, que son regalos que salen del bolsillo de todos nosotros. Por eso estamos de acuerdo con la predisposición del Presidente Noboa de decidir sobre este tema lo antes posible, cuando tiene capital político que hay que gastarlo en asuntos estructurales de alta importancia nacional.
Los subsidios a los combustibles son injustos porque favorecen a los que no los necesitan, como por ejemplo en el diesel para la industria camaronera, que ha desarrollado una productividad auténtica en base a su progreso tecnológico y ha llegado a vender al mundo nada menos que 8 mil millones dólares el año pasado. También los subsidios estatales a las tres entidades de seguridad social son injustos porque los beneficiarios son solo el 34% de los trabajadores, mientras el 66% no tiene seguro social.
El subsidio sincero de los combustibles debe ser solo para las personas de a pie, mediante entrega de bonos para los dueños de los buses en la proporción que supere el precio actual de la gasolina extra, y nada más. Porque si perforamos la medida con excepciones abusivas se distorsionarán sus resultados. Además deben ser medidas estables para no causar más desbarajustes a nuestra conducción económica.
Al respecto debemos evitar atender planteamientos como en el caso del IVA que se quiere subir en dos años y bajar a partir del tercero, lo cual no atiende a la necesidad de financiar inversiones estructurales que marquen una tendencia virtuosa que respete todo gobierno. Esto me recuerda lo que decía Raúl Prebish : que los economistas correctos estudian para desarrollar una mejor calidad de vida, pero los políticos de bolsillo hacen una especie de carpintería económica que deforma las expectativas positivas.