La novela “El ladrón nos visita dos veces” del italiano Caco Malcalzone será el libro del año. Narra cómo un presidente de Orinoquia la transformó en un estercolero moral y en una tierra de narcos. Hábil momificador convertía hospitales en vistosas momias sin cerebro ni equipos; transformaba colegios y universidades en máquinas de informes; prostituyó la Justicia; le gustaba derrochar, su canciller tenía docenas de asesores; se compró dos aviones: el uno para viajar, el otro para sí se sabe qué. Muy ordenado: domingos, misa, comunión, familia, cánticos a Fidel y Che; lunes, maquinar decretos; martes, cura de rodilla y repaso de economía; miércoles, multar periodistas, radios y medios; jueves, insultos y lentejas; viernes des jerarquizar Fuerzas Armadas; sábado, abrirse la camisa ante policías. Gastó todo el dinero de Orinoquia; quiso perpetuarse en el poder, pero no pudo; juró volver y terminó terciando en las elecciones 2021 a través de prestanombres que robaron equipos de inteligencia y espionaje para trolearnos suciamente y espiarnos indecentes. Terminado su mandato, fue condenado a ocho años de cárcel, pero fue amnistiado por su dictador y volvió a mandar en Orinoquia. Hambre para todos con excepciones. Madurizó la República. Empezó la emigración. Premio Nobel para Malcalzone Caco.
Una banda de nocturnas aves se dirigió a Interpol para librarlo de la cárcel. Christie: argentina; Lúlides/Dilmao: brasileños; Mujicates/Tabaré: uruguayos; Lugo: paraguayo; Evo: boliviano; Samper: cero-seis, colombiano; Torrijillos: panameño; Salvatore: salvadoreño; Ze/Laya: hondureño; Fernandito: dominicano. Denigran la justicia ecuatoriana. Argumentan con falacias. Posverdánicos. Lo que irrita es que mienten con una ligereza perversa o ignorante.
Y Ecuador no salió a las calles a quemar en las plazas las efigies de estos monigotes. Y Cancillería, que sepamos, no dijo chus ni mus; y el presidente se calló. Y los embajadores de tales países no mandaron una nota de vergüenza. Y no defendimos a la Fiscal y a la Corte Nacional maltratadas por aquellos modelos de virtud, concebidos sin pecado original que con tanta audacia y desfachatez denigraron con sus firmas a nuestras autoridades. Correa nos chupó la sangre. Correa nos robó la dignidad.
Somos ciudadanos de paja. ¡Quiénes son para insultar a Ecuador! Y las Fuerzas Armadas calladitas. Y la Conferencia Episcopal dueña absoluta de la moral durmiendo satisfecha. Ya no creo en nada. Creo en la Tri, en la bici carchense, en la adolescente pesista.
¡Tanta bulla sobre la Vicepresidenta que compartió la miseria de niños rurales y fue con dos especialistas a España y la FAO en Roma a negociar ayudas! Molestó que hubiese gastado 5.555 dólares. Gran pecado llevar consigo a la familia para visitar al papa, aunque hubiera pagado este gasto con su propio dinero. Notables presidentes extranjeros hacen lo mismo. No seamos ratoniles, amados hijos míos.