El sesgo puede ser un bumerang
Hay países donde algunos medios importantes en el escenario de los usuarios son conocidos por su clara ubicación ideológica y política, particularmente en procesos electorales; por tanto, son legales y legítimos, como parte de la libertad de opinión. En tal sentido, no es sorpresa ni manipulación la información y orientación de medios como el The Washington Post o The New York Times . El lector en este caso no es manipulado, sino que escoge y participa del giro informativo y la opinión consecuente.
En el Ecuador se ha mantenido, por lo menos como propósito, una línea divisoria entre la opinión de la dirección en sus editoriales y la de los columnistas, con la información periodística. Para opinar era suficiente, incluso hasta con editoriales de primera página.
Sin embargo, la situación ha cambiado y se ha hecho a un lado la tradición y con grave preocupación se observa que algunos importantes medios de comunicación se han adherido a un partido electoral. No hacen “fakes news”, pero seleccionan espacios, el orden en las agendas, la presencia o la ausencia de los actores políticos. Son especialistas en señalar lo óptimo de los unos y lo perverso de los otros. Todo dentro de los márgenes de la libertad de opinión que es pública, a diferencia de la ética, que es casa adentro. Una artesanía que le hubiera correspondido a Maquiavelo si hubiera utilizado el invento de su orfebre contemporáneo Joannes Gutemberg con la creación de la prensa . El problema es muy serio, pues no se estaría faltando solamente a la libertad de opinión sino a la esencia política de la democracia; con el agravante, de que tal práctica puede parecerse a la financiación de una campaña electoral, que siempre espera para celebrar la felicidad con el ganador de la Presidencia.
Es necesario admitir que entre las principales víctimas del periodo anterior estuvieron los medios y los periodistas.
El daño a la prensa libre fue incalculable, pero resistió, sobrevive saturando heridas, cesando a personal y ajustando todo tipo de gastos. Fueron tiempos heroicos y no deben dejar de serlos como ejemplos de casas editoriales en países vecinos.
En este contexto, es importante recordar lo sucedido en Argentina con el diario La Opinión y su director Jacobo Timerman que pagó con horrores sus desafueros periodísticos en pro de un golpe militar liberador. Llegó al extremo de dedicar toda una primera página del diario al adviento de la revolución de los generales.
Terminó en la cárcel torturado al extremo, liberado por la presión internacional y tuvo tiempo de escribir un libro testimonio cuyo título lo dice todo "Preso sin nombre, celda sin número".
Producto de la actividad sísmica de los últimos días hay rumores que se producen hechos similares en las tumbas de Juan Montalvo, Raúl Andrade, Leopoldo Benites, Juan sin Cielo y otros. Se supone que, de retornarse a la ruta de los principios de la libertad de opinión en Occidente, es posible que retorne la paz a esas tumbas ilustres.