En la última sabatina, el presidente Correa dijo que las protestas contra su gobierno han “parado” muchas inversiones, lo que, sumado a una presunta afectación al turismo, explicaría los malos resultados que, según anticipó, la economía ecuatoriana habría alcanzado en el segundo trimestre del año. Al respecto, caben algunas consideraciones.
Cuando el Presidente habla de las inversiones que, supuestamente, se “pararon” por las protestas, se presume que se está refiriendo a las privadas, ya que el Estado no tendría por qué modificar su plan de inversiones ante manifestaciones callejeras. La inversión privada, sin embargo, ha mostrado, sin necesidad de protestas, pobres tasas de crecimiento a lo largo de la actual administración. Si bien entre 2007 y 2014 la inversión total en construcción y en maquinaria y equipo (lo que se conoce como formación bruta de capital fijo) registró un crecimiento promedio anual de 8% en términos reales (es decir, descontando los efectos de la inflación), ese crecimiento se explica por una mayor inversión pública, que en el mismo período creció a una tasa promedio anual de 22%. La inversión privada, en tanto, creció apenas al 1,5% anual, tasa muy inferior al 10% que alcanzó en los primeros años de dolarización (2001-2006).
En el caso de la inversión extranjera, tampoco se puede culpar a las protestas por los escasos flujos que ingresan al país. Entre 2007 y 2014, cuando el Gobierno gozaba de un entorno externo favorable y aún no enfrentaba manifestaciones en su contra, la inversión extranjera directa (IED) que llegó al Ecuador representó, en promedio, el 0,7% del PIB. Esa relación, además de ser insuficiente para que la IED constituya una fuente importante de divisas para el país, es muy inferior a la que mostraron Colombia y Perú en el mismo período: 3,9% y 5,2%, respectivamente.
No han sido las protestas, por tanto, las causantes de que en los últimos dos años la inversión pública ya haya representado más de la mitad de la inversión total en el país, aumentando la vulnerabilidad de la economía ante ‘shocks’ que afecten a los ingresos fiscales, como la caída del precio del crudo. Si la inversión privada, nacional o extranjera, ha llegado a cuentagotas es por la inestabilidad jurídica, expresada en más de una decena de reformas tributarias en ocho años de gestión. Esa misma inestabilidad, reflejada ahora en los proyectos para modificar las leyes a la herencia y a la plusvalía, es la que los empresarios piden eliminar para invertir en Ecuador.
De modo que si la economía registró resultados negativos en el segundo trimestre (lo que iría de la mano con el deterioro del mercado laboral que reportó el INEC) no se debe a las protestas, sino a que el Gobierno ya no puede mantener un modelo que se ha basado en un insostenible aumento del gasto público y ha menospreciado la importancia del sector privado.
José Hidalgo Pallares
Columnista invitado